El Papa Francisco celebró el sábado sus 80 años deseándose una vejez tranquila, fecunda y feliz, sin mostrarse dispuesto a moderar su pontificado reformador.
«Desde hace unos días me viene en mente una palabra que parece fea: vejez. Por lo menos asusta (…). La vejez es sed de sabiduría», declaró el papa al concluir una misa con motivo de su cumpleaños ante unos sesenta cardenales en una capilla de los palacios pontificales.
«Rezad para que la mía sea así: tranquila, religiosa, fecunda. Y también alegre, gracias», pidió.
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Antes de la misa, Francisco desayunó pasteles argentinos con ocho personas sin hogar. También envió pasteles para que se repartieran en numerosos comedores sociales de Roma y pequeños regalos para los huéspedes de los centros de acogida de la ciudad, anunció el Vaticano.
Por su cumpleaños, el papa recibió cerca de 70.000 mensajes de todo el mundo, principalmente a través de las direcciones de correo electrónico abiertas especialmente por el Vaticano en ocho idiomas.
Entre ellos, el presidente estadounidense Barack Obama le expresó su agradecimiento por el apoyo que le brindó en la normalización de relaciones con Cuba.
El presidente ruso Vladimir Putin se comunicó telefónicamente con el papa y, según la prensa italiana, la conversación giró en torno del diálogo interreligioso y la protección de los critianos en zonas de conflicto.
El nuevo jefe de gobierno italiano, Paolo Gentiloni, le deseó feliz cumpleaños en Twitter de parte de una Italia «agradecida al Santo Padre por la fuerza inspiradora de su mensaje y de su ejemplo».
Según la prensa, el papa emérito Benedicto XVI también dedicó unas palabras por escrito a su sucesor y luego lo llamó por teléfono.
«La oficina del papa está llena de dibujos de niños de todo el mundo para celebrar su cumpleaños», tuiteó Antonio Spadaro, un teólogo jesuita próximo al pontífice argentino, junto a imágenes de dibujos donde se ve al papa sonriendo con la Tierra en la cabeza o rodeado de niños y globos.
Excepto la misa con los cardenales, el papa no ha previsto nada especial para su aniversario, aseguró el Vaticano, añadiendo que la jornada sería «normal, llena de obligaciones».
El Papa celebró una audiencia con la presidenta maltesa, Marie-Louise Coleiro Preca, varios prelados y miembros de Nomadelfia, una comunidad de laicos que intenta vivir como los primeros cristianos. Estos últimos entonaron un «Feliz Cumpleaños» en italiano a su llegada.
Alérgico a las vacaciones, el primer papa americano de la historia no parece dispuesto a dejar que su edad interfiera en su agenda, repleta de ceremonias religiosas, audiencias, baños de multitudes y viajes.
Pese a ser hogareño, ya ha viajado en 17 ocasiones al extranjero en sus casi cuatro años de pontificado. El Vaticano confirmó el sábado que el 12 y 13 de mayo visitaría Portugal con motivo del centenario de las apariciones de la Virgen. También ha previsto en 2017 un viaje a India y Bangladés y quizá otro a África.
El pontífice continúa con su obra de transformación de la Iglesia, que él desea que sea acompañada con misericordia para los católicos en situación irregular, sin cuestionar el mensaje y los dogmas de la institución. Su nuevo tono ha seducido al público en general y molestado al ala más conservadora de la Iglesia católica.
Además, continúa con su misión de reestructurar la economía de la Santa Sede, comenzada con Benedicto XVI con, por ejemplo, el cierre de cuentas irregulares en el banco del Vaticano, acusado durante mucho tiempo de blanquear dinero.
A pesar de la resistencia que generó, se rodeó de ocho cardenales para ayudarle a completar una reforma que la Curia, el gobierno del Vaticano, ha sembrado de obstáculos.
Pese a sus problemas de cadera, no evoca en ningún momento la idea de dimitir, en caso de que su energía lo abandone, como tuvo la audacia de hacer su predecesor, Benedicto XVI (89 años).
«Sigo adelante», lanzó este verano boreal, enterrando unas melancólicas declaraciones de 2015: «Tengo la sensación de que mi pontificado será breve, de cuatro o cinco años». AFP