Heckler&Koch, una firma armamentística alemana que goza de fama y admiración en los Ejércitos y Policías de casi todo el mundo gracias a la calidad de sus productos, fue acusada por la Oficina criminal de Aduanas de Colonia de haber exportado de forma ilegal más de 4.700 fusiles G-36 a los estados de Guerrero, Chiapas, Jalisco y Chihuahua, una violación a la rígida ley que regula la exportación de armas alemanes a países en conflicto.
Según una información publicada este jueves por el periódicoSüddeutsche Zeitung, las autoridades detectaron que la empresa, que tiene su sede en la localidad de Oberndorf, pudo exportar a México entre los años 2003 y 2011 y con el consentimiento de las autoridades germanas 9.472 fusiles. Pero la firma tenía prohibido vender las armas a los cuatro estados mexicanos, donde existe la sospecha de que la policía coopera con los carteles de la droga.
En el informe final de la Policia criminal de aduanas de Colonia se señala que los máximos responsables de Heckler&Koch “alentaron y, al menos, aprobaron” las exportaciones ilegales de sus famosos G-36 a los cuatro estados mexicanos. Por los menos cinco altos ejecutivos de la empresa deberán responder ante un juez a la acusación de haber violado la ley de control de armas de guerra y de comercio exterior que regula la venta de armas a paises en conflicto.
El informe elaborado por las autoridades aduanales de Colonia ya está en poder de la Fiscalía de Stuttgart que abrió una investigación oficial en 2010. Además de las consecuencias legales que pueda tener el juicio para los ejecutivos, la firma también deberá pagar, si es encontrada culpable, una multa de 3 millones de euros, una suma que se calcula ganó con la venta ilegal de los fusiles.
La exportación ilegal de armas a los cuatro estados mexicanos fue descubierta por casualidad por Jürgen Grässlin, un activista alemán que ha intentado a lo largo de su vida combatir la exportación de armas alemanas, no siempre con éxito, y que se querelló contra Heckler&Koch hace cinco años. El activista había recibido, en el otoño de 2009, una llamada telefónica de un exejecutivo de la firma.
“Tengo información que le puede interesar”, le dijo el desconocido. “Heckler& Koch ha violado la ley y está adiestrando policías en dos estados mexicanos en el uso del fusil G-36, donde está prohibido exportar armas alemanas”. Después de llevar a cabo una exhaustiva investigación para comprobar que las denuncias eran ciertas, el pacifista alemán presentó su querella, que causó, en su momento un pequeño terremoto mediático en Alemania y que dejó al desnudo que el negocio de venta de armas no siempre respeta las rígidas leyes que regulan la exportación y, al mismo tiempo, arrojo un espeso manto de dudas sobre la honestidad de los responsables mexicanos en la compra de armas.
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Durante sus investigaciones, Grässlin descubrió que de los 9.472 G-36, más de 4.000 fusiles habían llegado a manos de las autoridades de seguridad de los estados de Guerrero, Chihuahua, Jalisco y Chiapas. “La empresa pago 25 dólares por cada fusil que fue enviado a esos cuatro estados. La persona que recibió el dinero en efectivo fue el general de división, Humberto Aguilar”, dijo el activista a este periódico durante una conversación telefónica realizada a fines del año pasado.
La exportación ilegal de los G36 al estado de Guerrero, que recibió 1.924 fusiles, cobró una dimensión trágica el 26 de septiembre de 2014, cuando tres estudiantes de la escuela rural de Ayotzinapa, murieron en un enfrentamiento ocurrido en Iguala. Otros 43 estudiantes de la misma escuela desaparecieron.
En los días siguientes a una de las noches más trágica que recuerda el violento estado de Guerrero, las autoridades requisaron 228 armas de fuego, entre ellas, 36 fusiles G-36. Aun no está claro si los G-36 fueron utilizados contra los estudiantes que murieron en Iguala, pero el descubrimiento de los fusiles alemanes en Guerrero volvió a dejar en evidencia el pecado cometido por Heckler&Koch, una firma que fue bautizada por Jürgen Grässlin como “la empresa más mortífera de Alemania”.
“Armas alemanas, que llegaron de forma ilegal a México, están siendo utilizadas para asesinar a civiles en ese país”, dijo el activista, después de leer una información del periódico Tageszeitung, que hacía mención al descubrimiento de los fusiles G-36 en Iguala.
Pero Guerrero no es el único estado mexicano que tiene en su poder el fusil alemán. Según informaciones que están poder de la fiscalía de Stuttgart, Heckler&Koch logró enviar de forma ilegal, 2.113 fusiles a Chihuahua, 1.924 a Guerrero, 561 a Chiapas y 198 a Jalisco.