La recuperación económica de América Latina enfrenta «vientos en contra» menos fuertes pero su potencial de crecimiento sigue contenido por incertidumbres sobre Estados Unidos y escándalos de corrupción, afirmó este viernes el FMI.
El economista jefe del organismo financiero para América Latina, Alejandro Werner, dijo que los «vientos en contra» en los frentes interno y externo «están menguando paulatinamente, allanando la ruta hacia un crecimiento del PIB real de la región de aproximadamente un 1% en 2017».
En su última edición del Panorama Económico Mundial, publicado el martes, el FMI había revisado ligeramente a la baja su expectativa de crecimiento de América Latina de 1,2% a 1,1%, con relación a su previsión de enero.
«Las perspectivas para la región han mejorado por «un leve repunte de la demanda de países de importancia clave, y una cierta recuperación de los precios de las materias primas», dijo Werner en una conferencia de prensa al margen de la asamblea semestral del FMI y el Banco Mundial, en Washington.
No obstante, añadió que ese escenario se ve contrarrestado con una débil recuperación de la demanda interna «en vista de la incertidumbre acerca de las futuras relaciones con Estados Unidos en el caso de México, y a los escándalos de corrupción en otros países.
Según Werner, Brasil, la mayor economía latinoamericana, parece estar dejando atrás una contracción acumulada de 8% del PIB en los últimos tres años y «prevé que el crecimiento retorne al terreno positivo en 2017».
En su último informe el FMI estimó que el gigante sudamericano deberá cerrar este año con un tímido crecimiento de 0,2%, una previsión sin cambios con relación a la expresada en enero por la entidad financiera.
México, a su vez, deberá terminar 2017 con un crecimiento de 1,7%, también sin cambios sobre la previsión formulada en enero de este año.
«La incertidumbre en torno de las relaciones comerciales con Estados Unidos y el aumento de los costos de endeudamiento representarían un freno sobre todo a la inversión, y contrarrestarían el impulso positivo generado por la aceleración del crecimiento» estadounidense, apuntó Werner.
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– Incertidumbre electoral –
Además, mencionó el experto, en 2017 y 2018 habrá elecciones importantes en diversos países (Argentina, Chile, Brasil, Colombia, México, Venezuela y legislativas en Estados Unidos), y ello abre un compás de incertidumbre hasta que los nuevos gobiernos definan sus políticas.
«Habrá elecciones en países que están saliendo de una recesión, o que están en una fase de crecimiento bajo», expresó Werner, quien mencionó una «incertidumbre que perdura desde las campañas hasta que los nuevos gobiernos asumen».
Las preocupaciones se centran en Venezuela, donde el FMI espera que la economía «continúe en una profunda recesión y camino hacia la hiperinflación, debido a la monetización de amplios desequilibrios fiscales».
«La grave crisis humanitaria se ve complicada por el empeoramiento de la pobreza, el colapso del sistema de salud, crecientes preocupaciones en materia de seguridad y un éxodo cada vez mayor de gente a países vecinos», añadió.
A pesar de este escenario, el economista Robert Rennhack, subdirector del departamento latinoamericano del FMI, dijo que la entidad no trabajaba con la posibilidad de un «contagio» en las economías latinoamericanas a causa de la expresiva retracción de la economía venezolana.
«No hemos verificado un contagio y creemos que seguirá sin haberlo. Los lazos comerciales de Venezuela con sus vecinos no son fundamentales, inclusive se han reducido los que tenía con Colombia. Al mismo tiempo, los lazos financieros tampoco son expresivos», dijo.
El otro país importante de la región que deberá terminar 2017 en recesión es Ecuador. Para el economista del FMI Nigel Chalk, sin embargo, el país «sigue pasando por un difícil ajuste a la caída de los precios del petróleo», aunque esos precios se hayan elevado tímidamente. AFP