La Primera Dama, Angélica Rivera Hurtado, no ha vendido los derechos de la llamada “casa blanca” –propiedad ubicada en Sierra Gorda número 150 de la colonia Lomas de Chapultepec– como se comprometió el pasado 18 de noviembre mediante un video publicado en YouTube en respuesta al escándalo derivado de la adquisición de ese inmueble registrado a nombre de Juan Armando Hinojosa, dueño de Grupo Higa y empresario que ha obtenido múltiples contratos en el gobierno de Enrique Peña Nieto.
La National Public Radio (NPR) de Estados Unidos obtuvo acceso a los documentos públicos del inmueble de Rivera Hurtado. De acuerdo con estos, la casa no se ha vendido. La periodista Carrie Kahn consultó a Antonio Hanna Grayeb, de la Asociación de Profesionales Inmobiliarios, quien comentó que las transferencias de propiedad en México pueden llegar a tardar hasta uno o dos meses en aparecer en los registros públicos.
No obstante, Paulo Carreño, coordinador de Marca País y Medios Internacionales de la Presidencia de México, dijo a la NPR “que es del conocimiento del Presidente que Rivera no venderá [la casa] hasta que la investigación sobre las acusaciones de conflicto de interés, en la que está envuelta la pareja presidencial, termine”.
Cuando se le pidió hablar con un representante de la Primera Dama, Carreño dijo que no creía que ella tuviera uno.
“No cumplir con su promesa es sólo la última pifia que Rivera enfrenta. Sus hábitos de consumo, incluyendo las fotografías de sus viajes a Beverly Hills, California, y Europa; su compra de un condominio de lujo en Miami y sus problemas maritales que se rumora tiene con el Presidente, dominan a los medios sociales”, dice NPR.
Bajo el título “Las denuncias de corrupción persiguen a la Primera Dama de México Angélica Rivera”, la National Public Radio recuerda que hace ochos meses Angélica Rivera “conocida por su afición a la ropa de diseño y las vacaciones en Europa, hizo una promesa pública de vender una mansión de varios millones de dólares comprada en circunstancias controvertidas”.
Recuerda que la casa fue comprada, debajo de las tasas del mercado, a un contratista “con conexiones lucrativas con su marido”.
Ese contratista es Juan Armando Hinojosa, de quien The New York Times, elaboró la semana pasada un artículo sobre su relación con el Presidente Enrique Peña Nieto.
“El escándalo ha sido uno de los más grandes de la administración del Presidente. Y meses después, cuando permanecen muchas preguntas respecto a la compra cuestionable, la Primera Dama no ha vendido su casa”, dice la publicación.
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Menciona que fue en noviembre pasado, al regresar de una visita de Estado a China, cuando “una defensiva Angélica Rivera”, difundió un mensaje grabado.
“Hoy estoy aquí para defender mi integridad, la de mis hijos y la de mi esposo. Junto a esta explicación que les he dado, en este momento estoy haciendo pública documentación privada sin tener ninguna obligación porque, como lo dije antes, yo no soy servidora pública”, dijo en esa ocasión la Primera Dama.
“Quiero comunicarles que he tomado la decisión de vender los derechos del contrato de compraventa”, agregó su mensaje, en el que la ex actriz de telenovelas dijo que la casa la compró con sus ingresos propios.
La National Public Radio refiere que Rivera comenzó a planificar el diseño de la casa en 2009 y obtuvo un préstamo de 4 millones de dólares a pagar más de 8 años de una empresa de propiedad de la constructora Grupo Higa.
“La firma fue parte de un consorcio que ganó la primera licitación del tren de alta velocidad de México de miles de millones de dólares. El acuerdo, sin embargo, fue cancelado en silencio apenas unas semanas antes de que se reveló la conexión de la empresa con la casa de la pareja presidencial y después que Rivera grabó su discurso”, escribe Carrie Kahn.
Cuestionado sobre cuándo concluirá la investigación que realiza la Secretaria de la Función Pública (SFP), que encabeza Virgilio Andrade Martínez, sobre el conflicto de intereses relacionado con la pareja presidencial, un portavoz del investigador nombrado por Peña Nieto, se limitó a decir “en breve”.
Fernando Belaunzarán, Diputado del Partido de la Revolución Democrática (PRD), dijo a la NPR que “ha pasado demasiado tiempo con cero resultados”. Afirmó que desde el principio el Presidente utilizó la investigación “como una táctica dilatoria con la esperanza de que el público se olvide del escándalo”.
Consultada por el mismo medio, la politóloga Denise Dresser dijo que duda de los resultados de esa investigación “, porque esta se adentra demasiado en la naturaleza del poder del capitalismo de amigos y de la opacidad en la forma en que los acuerdos del gobierno se negociaron”.