Sumaron 76 ataques sexuales, el violador serial elegía a las mujeres afuera de estaciones del Metro. Su captura se convirtió en prioritaria para las autoridades capitalinas, y fue posible hasta que una de las víctimas aportó rasgos de identidad del agresor para realizar un retrato hablado, una herramienta de investigación que ha evolucionado, en la que hoy se aplica tecnología de punta, y se ha convertido en lo que los expertos denominan «arte forense».
En Servicios Periciales de la PGJDF en 2014 se elaboraron mil 200 retratos para coadyuvar en diversas indagatorias, para ubicar a delincuentes, personas ausentes o extraviadas —principalmente menores—, y como evidencia de quienes fallecen y son etiquetados como desconocidos.
Rodolfo Rojo, coordinador general de peritos, detalla que estos trabajos se llevan a cabo con el sistema La Cara del Mexicano (Caramex), que permite crear imágenes para ser utilizadas como instrumentos de investigación.
«Este sistema no es nada más una base de imágenes, conlleva un soporte verdaderamente científico-antropológico, por lo que tiene amplia repercusión nacional e internacional por el grado de especialización y efectividad», dice, por ello el retrato hablado o «arte forense» es junto con la criminalística, fotografía, genética y el sistema dactilar de huellas, una de las áreas más importantes de las 36 especialidades que tienen los Servicios Periciales.
El uso de esta herramienta permitió hace años que las violaciones cometidas en las inmediaciones de estaciones del Metro, como Pantitlán, Zaragoza, Oceanía, Aragón, Consulado y Potrero no quedaran impunes.
Una de las víctimas, atacada por la zona de la estación 18 de Marzo de la Línea 3, fue la primera en describir al agresor: tez blanca, cabello oscuro, ojos oscuros, de un 1.70 metros de estatura, cara redonda, con papada pronunciada, complexión robusta, de entre 30 y 35 años de edad. El retrato hablado comenzó a circular entre las corporaciones policiacas.
El responsable fue detenido y luego de que varias de las víctimas lo identificaron y se reunieron otras evidencias, como pruebas de ADN, se determinó que el agresor consumó 76 violaciones.
Caramex se utiliza desde 1997, tras un convenio entre la PGJDF y el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM. Durante tres años se fotografiaron los rostros de cinco mil 780 personas de frente y perfil en una muestra de dos mil 890 mujeres, hombres y adolescentes de las 32 entidades, para tener el registro de todas las características del rostro del mexicano para ser utilizadas en la elaboración de los retratos.
Miguel Ángel Maldonado, perito supervisor de la PGJDF, destaca que el sistema Caramex profesionalizó el retrato hablado para hacerlo «arte forense», «desde el año 2000 se le denomina así, con el perito dibujante o el perito de retrato y los expertos, como artistas forenses, quienes tienen una formación en artes plásticas, antropología, arquitectura».
Se combinan disciplinas científicas y tecnológicas aplicadas para efectuar el retrato hablado por medio de Caramex, donde también es vital la psicología que se emplea en las entrevistas a víctimas o testigos de delitos, a fin de obtener la mayor información posible para elaborar el retrato.
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Considera también la variabilidad de las características faciales, el manejo de sistemas de cómputo, principalmente de software para el procesamiento de imágenes —especializados en diseño o planimetría—, así como de la criminalística para la representación visual de indicios o eventos de orden reconstructivo.
Maldonado recuerda que a finales de los 80, uno de los primeros casos que le asignaron fue reconstruir el rostro de una persona víctima de un crimen pasional.
«Acababa de fallecer, pero el rostro no tenía máscara facial y la piel la partieron en pedazos. Apenas comenzaba a ejercer esta profesión y estaba impactado por la saña que hubo contra esa persona, en esa ocasión los psicólogos me decían que hay más saña en los crímenes pasionales, pista que seguimos hasta dar con los responsables, fueron varios», comentó.
El perito recordó que en ese tiempo el área para elaborar retratos hablados contaba con cinco expertos, «ahora somos casi 50 y atendemos en diferentes áreas y horarios». Cuando una víctima o testigo aporta datos suficientes para elaborar un retrato hablado, éste se puede hacer en una hora en promedio, lo que puede ser un factor clave para detener con mayor celeridad al responsable.
«Nosotros somos parte de una cadena fundamental para respaldar las tareas de investigación», enfatizó.
Maldonado explica que también existe la elaboración de retratos compuestos de progresión por edad, que se realizan para representar los cambios o transformaciones del rostro en infantes, empleando técnicas artísticas de dibujo anatómico o generado por computadora.
Para su elaboración se toman como base imágenes fotográficas anteriores del infante y de hermanos, padres, abuelos o primos, como información complementaria. «Nosotros proponemos una imagen con un poco de más edad de acuerdo con lo que se nos pide, esto puede tardar algunos días, pero ha ayudado a encontrar infantes después de años de su desaparición en otros países», añadió.
Jorge, perito con 20 años de experiencia y relata que «a finales de los 80 fui comisionado para investigar el asesinato de un empresario que iba con un amigo a bordo de un automóvil y era seguido por dos personas en otro vehículo, lo alcanzan y disparan sin detenerse».
«El MP no me dio un solo dato, pero me ordenó: ‘Me vas a hacer una imagen, me vas a proporcionar un retrato porque es necesario’. Por no haber hecho el retrato, me dejaron en la agencia hasta las 12 de la noche, pero me sostuve: si no hay elementos para hacer el trabajo, solo se rinde un informe. Ese tipo de presiones ya no existen, ahora trabajamos con total transparencia y respeto a las técnicas científicas y de investigación».