El ayatolá Alí Sistani, figura central de los chiitas iraquíes, denunció el viernes los «asesinatos y secuestros» y pidió poner «todas las armas bajo control del Estado», en un país convulsionado por las protestas.
En su sermón semanal, leído por uno de sus representantes en la ciudad santa de Kerbala (sur), Sistani, pidió que «ningún grupo armado» actúe «fuera del marco del Estado» e instó «a las autoridades a estar a la altura de sus responsabilidades».
Haciendo referencia al linchamiento y posterior ahorcamiento, el jueves en Bagdad, de un adolescente de 17 años acusado de haber agredido a manifestantes, pidió que el gobierno arroje luz sobre «este crimen atroz que ocurrió cerca de la plaza Tahrir, epicentro de las protestas en la ciudad.
También pidió que se haga justicia tras el tiroteo mortal cometido hace una semana, en los alrededores de Tahrir, por hombres armados y no identificados que acabó con la vida de 20 manifestantes y cuatro policías.
El líder chiita, de 89 años, exhortó asimismo a los manifestantes para que «mantengan el carácter pacífico» de su movimiento, que comenzó hace dos meses y medio y que ya ha dejado 460 muertos y cerca de 25.000 heridos, manifestantes en su mayoría.
La violencia es casi cotidiana en Irak, donde, pese a todo, la revuelta popular no se debilita.
El jueves por la noche, seis manifestantes antigobierno resultaron heridos por granadas ensordecedoras en Kut (sur), según fuentes médicas y policiales.
– Facciones pro-Irán atacadas –
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El martes, también en Amara, ya se habían lanzado granadas idénticas contra las facciones armadas pro-iraníes.
Los manifestantes reclaman desde el 1 de octubre la salida del gobierno en su totalidad, denunciando precisamente «la injerencia de Irán», cuya influencia no deja de crecer, y continúan movilizados pese a una campaña de intimidación que se acentúa, con tres de sus figuras asesinadas desde comienzos de mes y decenas de secuestros.
En cada ocasión, hombres uniformados que el Estado asegura no poder identificar, los prenden delante de sus casas o alrededor de las zonas de manifestación.
La mayor parte de ellos reaparece, traumatizados y silenciosos, como Zeid al Khafaji, un fotógrafo de 22 años conocido en la plaza Tahir y liberado el jueves por la noche.
El viernes las protestas continuaron en numerosas ciudades del sur, además de en la plaza Tahir.
El presidente Barham Saleh tiene hasta el 17 de diciembre para designar un nuevo jefe de gobierno, tras la dimisión de Adel Abdel Mahdi hace dos semanas. AFP