El primer ministro británico, Boris Johnson, no será objeto de una investigación criminal tras haber sido acusado de facilitar fondos públicos a una empresaria estadounidense con la que se sospechaba que tenía una aventura, anunció el jueves la policía.
El caso, que estalló en septiembre, puso de manifiesto los estrechos vínculos entre el líder conservador y Jennifer Arcuri, una exmodelo convertida en empresaria de alta tecnología que recibió cuantiosos patrocinios públicos mientras Johnson era alcalde de Londres de 2008 a 2016.
El primer ministro siempre ha negado toda irregularidad y se negó a aclarar si había tenido una aventura con la estadounidense.
La autoridad pública de la región de Londres remitió el asunto a la policía para evaluar si se debía abrir una investigación penal contra el exalcalde de la capital.
Tras examinar «900 documentos» y correos electrónicos escritos durante ocho años en relación con estas sospechas, la policía consideró innecesario abrir tal investigación.
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La policía sí determinó que los indicios sugieren que los funcionarios encargados de tomar estas decisiones «pensaban que existía una estrecha relación entre Johnson y Arcuri, y eso influyó en sus decisiones».
Johnson debería haber declarado esta relación como un conflicto de intereses, creen los investigadores. Pero el no hacerlo no implica un delito penal aunque pueda vulnerar el código de conducta de la autoridad regional.
La Autoridad del Gran Londres dio instrucciones a su comité de supervisión de seguir investigando.
Una auditoría gubernamental concluyó hace meses que la asignación de una dotación de 100.000 libras de un fondo gubernamental a Arcuri estaba justificada. AFP