Por primera vez, desde que una intensa batalla de impugnación llevó a la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, los brasileños acudirán el domingo a comicios municipales en más de 5.500 ciudades. Según los sondeos, los votantes están hastiados de los políticos tradicionales y prefieren a novicios en medio de una profunda recesión y furia sobre un colosal caso de corrupción que ha llevado al encarcelamiento de varios políticos importantes.
En Sao Paulo, la mayor ciudad de Brasil, el favorito entre los candidatos a alcalde es un empresario que una vez despidió a personas en vivo en un programa de televisión. En Río de Janeiro, el favorito es un pastor evangélico. En Belo Horizonte, un ex futbolista profesional encabeza a los candidatos.
«No quiero a ninguno de los políticos tradicionales. Ni al alcalde, ni al exalcalde, ni a nadie que haya gobernado antes», dijo María Fernandes, una peluquera de Sao Paulo que planea votar por Joao Doria, ex presentador del programa «El Aprendiz» de Brasil, quien usa el lema: «No soy un político, soy un empresario».
Candidatos ajenos a la política, como Doria, parecen estar en alza en al mayor país de Latinoamérica, donde los partidos grandes han mantenido durante mucho tiempo control total en la presentación de candidatos.
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En agosto, Rousseff fue impugnada por el senado por presuntamente mover fondos entre presupuestos federales. La destitución fue la culminación de una pelea de casi un año que paralizó al país, ya varado en su peor recesión en décadas.
Fabio Wanderley Reis, profesor de ciencias políticas en la Universidad Federal de Minas Gerais, dijo que los candidatos que rechazan la política tradicional reflejan el estado de ánimo generalizado entre los brasileños.
Reis dijo que si esos novicios triunfan en las elecciones municipales, «podría ser una tendencia para las elecciones presidenciales de 2018».