Unas 200 ballenas piloto se quedaron varadas en la Isla Sur de Nueva Zelanda el viernes y hordas de rescatistas acudieron de inmediato a la remota costa en un intento por ayudarlas a regresar al mar.
Unas 20 de las 198 ballenas murieron pese a los esfuerzos por salvar a las criaturas, las cuales quedaron varadas en Farewell Spit, un lugar famoso por el avistamiento de ballenas, informó Andrew Lamason, responsable del área para el Departamento de Conservación de Nueva Zelanda.
Unos 80 trabajadores de conservación y voluntarios trataban de reflotar a las ballenas cuando subía la marea, dijo Lamason. Pero con tantos animales varados, estas personas enfrentan días de arduo trabajo para regresar a las ballenas al agua.
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E incluso si fueran reflotadas, eso no es garantía de que sobrevivirán, dijo Lamason.
«Ya ha ocurrido varias veces en el pasado con los grupos que salen del mar, regresan», indicó Lamason. «Nos estamos preparando para algunos días complicados».
Las ballenas piloto crecen unos 6 metros (20 pies) y es común que varias encallen durante el verano en Nueva Zelanda. Los expertos describen a Farewell Spit, localizado en la esquina noroeste de la Isla Sur, como una trampa de ballenas porque sus aguas poco profundas parecen confundir a estos cetáceos y disminuyen su capacidad para navegar.