La cifra de muertos por un ataque contra un santuario chií al norte de Bagdad subió a 37 personas durante la noche, con 62 heridos, dijeron el viernes las autoridades iraquíes, horas antes de que el primer ministro iraquí destituyera al jefe de seguridad de Bagdad en medio de a indignación por los fallos de seguridad.
Haider al-Abadi despidió al comandante de Operaciones de Bagdad, según un comunicado de su oficina, mientras se registraban crecientes protestas contra el primer ministro en el lugar donde se produjo un gran atentado el pasado fin de semana donde murieron al menos 186 personas.
El ataque contra el santuario de Sayyid Mohammed en Balad, unos 80 kilómetros (50 millas) al norte de la capital iraquí, comenzó el jueves por la noche con una ronda de fuego de mortero, indicó la policía. Después, un atacante suicita atacó a los policías que estaban en la entrada y un segundo suicida entró en el recinto con nueve hombres armados para atacar a los agentes de seguridad y civiles que estaban dentro celebrando el Eid al-Fitr, el feriado que marca el final del mes sagrado del Ramadán.
Un tercer suicida fue abatido antes de que detonara sus explosivos, indicó la policía.
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Fuentes policiales y hospitalarias confirmaron la cifra de muertes, hablando bajo condición de anonimato porque no estaban autorizadas a dar información a los medios.
En Bagdad crecían las protestas en el lugar donde se produjo un gran atentado el fin de semana pasado, uno de los más mortales desde la invasión liderada en 2003 por Estados Unidos. Muchos iraquíes culpan al gobierno por los fallos de seguridad que permiten estos atentados en un territorio lejos del frente de la lucha contra el grupo Estado Islámico.
La capital sufre pequeños atentados casi a diario, y el pasado mayo murieron más de 200 personas en una sola semana en una serie de ataques más grandes, muchos reclamados por el grupo extremista EI.
Al-Abadi anunció nuevas medidas de seguridad tras el ataque en Bagdad, pero no estaba claro si se había aplicado alguna de ellas.
El ministro del Interior presentó su dimisión el martes, pero Al-Abadi no la aceptó.
El grupo Estado Islámico fue expulsado de Fallujah el mes pasado tras más de dos años ocupando la ciudad, que se encuentra al oeste de Bagdad. Pese a una serie de derrotas en el campo de batalla, el grupo armado mantiene bastiones en el norte y oeste de Irak, incluida la segunda ciudad más grande del país, Mosul.