
Gente de todo el mundo, principalmente de occidente, se niegan a otorgarle credibiliada a la llamada nueva variante de la pandemia.
Tras la experiencia de casi dos años, en la que ciudadanos del mundo aprendieron, dicen, a analizar la situación, hoy no están dispuestos a continuar obedeciendo a sus gobernantes, quienes han comenzado a restringir la vida de su pueblo.
De acuerdo a la información, naciones de todo el mundo están imponiendo restricciones para frenar, dicen, la propagación de la variante.
Israel decidió el domingo prohibir la entrada a ciudadanos extranjeros, la medida más radical hasta ahora, y Marruecos suspendió dos semanas todos los arribos aéreos.
Australia, que ha sido fuertemente criticado, por ignorar los derechos humanos del pueblo, ha dicho que dos viajeros extranjeros que llegaron a Sydney desde África se convirtieron en los primeros en el país en dar positivo por la variante ómicron.
Lo que alienta las dudas de los australianos, porque de pronto, aún cuando se dice ignorar las características de la «variante», ya se tienen pruebas para detectarla, sostienen miles y miles de ciudadanos de la nación.