La noticia se suma a otras que encuadran a las agencias de seguridad de los Estados Unidos (NSA) y de Inglaterra (GCHQ) dentro de un esquema de espionaje masivo. E involucra a Gemalto, el mayor fabricante de chips SIM para teléfonos (el chip que venden las operadoras y habilita una línea telefónica móvil).
Según le dijo Edward Snowden, el primero en alertar sobre estas prácticas de espionaje masivo, a The Intercept, el espionaje está detallado en documentos secretos de 2010 a los que él tuvo acceso.
Allí se explica cómo estas agencias de inteligencia atacaron los sistemas de Gemalto (que fabrica 2000 millones de tarjetas SIM al año y opera en 85 países, incluyendo la Argentina) para robar las llaves de encriptación que, en teoría, preservan la privacidad de una llamada telefónica.
Tanto para 2G como para 3G y 4G, los datos que un teléfono intercambia con la operadora están encriptados, usando unas llaves digitales generadas por Gemalto y que almacena cada operadora. Este cifrado es, en el caso del 2G, muy fácil de quebrar, pero el del 3G y 4G era considerado hasta ahora razonablemente seguro.
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«Estoy muy preocupado por esto -le dijo Paul Beverly, el vicepresidente ejecutivo de Gemalto, a The Intercept-. Lo más importante para mí es comprender exactamente cómo sucedió. Quiero entender qué ramificaciones tiene, o pudo tener, para nuestros clientes».
El robo de claves se logró enviando mensajes de correo electrónico con malware y atacando las cuentas de Facebook de empleados de Gemalto, según los documentos.
La NSA no respondió al pedido de información de The Intercept; en el caso del GCHQ (la agencia de inteligencia inglesa), la respuesta fue que todo lo que hace ese organismo está dentro de los parámetros de la ley..