Dos años difíciles esperan a los egipcios, enfrentados a una fuerte depreciación de su moneda y a drásticas reformas económicas que han disparado el coste de vida, advierten los expertos.
El gobierno ha lanzado un doloroso programa de reformas para obtener un préstamo de 12.000 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional (FMI), vital para una economía maltrecha desde la revolución de 2011 contra Hosni Mubarak.
Sin embargo, la gente se queja del impacto de estas reformas. «¿Cómo voy a vivir si el precio del kilo de azúcar ha pasado de 4,5 libras a 10, y el precio del arroz se ha duplicado?», se lamenta Seddik Mohamed en una parada de autobús de El Cairo.
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Este empleado de limpieza en un gran hotel trabaja tambien en un supermercado para completar un salario mensual de 86 euros (95 dólares) y hacer así frente a los gastos de sus tres hijos. Para su trayecto habitual, debe además pagar 1,5 euros de más por mes.
«El transporte no es lo único. Están los bienes de primera necesidad: el aceite, el azúcar, el arroz», se queja Samar, ama de casa de 30 años, que viene a buscar a sus tres niños al colegio.
El jueves, el Banco Central egipcio decidió dejar flotar su divisa, la libra egipcia, generando de facto una fuerte devaluación del 50% respecto al dólar.
Esa misma noche, los precios del carburante subvencionado se dispararon con un alza del 47% para el litro de gasolina de octanaje 80 y del 35% para la súper 92.
La inflación, ahora del 14%, «podría superar el 20% en el próximo año y medio», destaca Omar el Shenety, que dirige el banco de inversiones Multiples Group.
Paralelamente, el programa de reformas incluye también un nuevo IVA y una bajada de las subvenciones a la electricidad.
«Dos años difíciles esperan a los egipcios» antes de que las reformas traigan sus frutos, estima Amr Adly, profesor de Economía en la Universidad Americana de El Cairo.
Este experto espera una «agravación de la recesión causada por la penuria de divisas extranjeras, que ya condujo a la ralentización de la producción, debido al alza de los costes de importación».
También pronostica una subida de la inflación, «consecuencia de la subida de los precios del carburante».
«Alza récord» para los precios de frutas y verduras, indicaba además el domingo el diario económico Al-Mal, ello provocado por un aumento del precio de los transportes de entre el 30% y 40%.
En un país donde cerca de un tercio de la población -de un total de 90 millones de personas- vive bajo el umbral de la pobreza, el presidente Abdel Fattah al Sisi defiende desde hace meses que las reformas son «difíciles pero inevitables».
Ante esta explosiva situación y el riesgo de manifestaciones masivas, las autoridades han previsto medidas para limitar el impacto de la crisis entre los más pobres.
El ejecutivo prevé aumentar un 7% los salarios de seis millones de funcionarios, pasar el mínimo de jubilación a 500 libras (28 euros) y ampliar el número de beneficiarios de ayudas públicas entre familias sin ingresos.
«Dejar flotar la libra es una de las decisiones más fructíferas de las que han sido tomadas en el plano económico», asegura Mohamed el-Sewedy, dirigente de la Federación de Cámaras de Industria egipcia.
«Ello permitirá atraer inversiones extranjeras y reactivar la productividad», subraya este influyente empresario.
En lo referente a la inflación, «la situación mejorará de tres a seis meses (…), pero para ver el impacto real a medio plazo, habrá que esperar entre dos y tres años», concluye. AFP