Sería un «exceso» calificar de héroe nacional al narcotraficante mexicanoJoaquín El Chapo Guzmán, pero podría ser visto como una persona que humilló alGobierno, aseguró el periodista Raymundo Riva Palacio, autor del libro La Fuga del Chapo, crónica de un desastre.
«La fama pública de El Chapo crece proporcionalmente al desprecio y descrédito de (el presidente Enrique) Peña Nieto y su Gobierno, pero pensarlo como un héroe nacional sería un exceso», dijo en entrevista a Efe.
Luego de presentar su nueva obra sobre la segunda fuga del narcotraficante de un penal de máxima seguridad, Riva Palacio reconoció que el líder del cártel de Sinaloa es benefactor en algunas regiones de ese estado y del vecino Durango.
«Y puede llegar a ser visto como una persona que humilló al Gobierno, con lo cual logró un consenso a partir del disenso con Peña Nieto», expresó.
Sobre la posibilidad que la fuga haya sido un pacto con autoridades mexicanas, el excorresponsal en Washington, París, Madrid y Buenos Aires dijo que solo el impacto devastador para el presidente Peña Nieto y su Gobierno permite suponer que no hubo complicidad de la Administración federal.
«Pero hubo tantas deficiencias que resulta para muchos imposible. Lo único que defiende al Gobierno es que la gran mayoría de las condiciones que permitieron la fuga fueron creadas, insisto, antes de que lo capturaran», expuso.
Guzmán se fugó el pasado 11 de julio del centro de reclusión Altiplano a través de un túnel de un kilómetro y medio, después de haber sido capturado el 22 de febrero de 2014 en Mazatlán, Sinaloa.
Esa fue la segunda vez que el capo se fugaba de un penal de máxima seguridad después de que en enero de 2001 se escapara de la cárcel de Puente Grande, en el occidental estado de Jalisco.
Con cuatro premios nacionales de periodismo y tres internacionales, Riva Palacio relató que desde el inicio de la gestión de Peña Nieto en diciembre de 2012 se comenzó a desmontar todo un andamiaje de seguridad que se había construido en la Administración anterior.
Dijo que se nombraron al frente de la seguridad interior a personas sin conocimientos técnicos.
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En materia de prisiones, agregó, se canceló la escuela de formación de custodios y regresó el esquema en que un mismo cuerpo de policía mantenía la vigilancia dentro y fuera del penal, con lo que se eliminaron los sistemas de contrapeso y se abrieron las posibilidades de corrupción.
«¿Hubo corrupción en la fuga de Guzmán?», se preguntó, y afirmó que en el Gobierno están convencidos de que sí, pero -aclaró- las condiciones que facilitaron su evasión se crearon durante 2013, meses antes de que fuera capturado en 2014.
Como ejemplo citó que se relajaron protocolos de seguridad, se dejó de pagar el mantenimiento de los sistemas de sensores y, cuando Guzmán llegó al penal, se retiró al Ejército de la vigilancia perimetral y se encomendó al Centro de Investigaciones y Seguridad Nacional (Cisen) vigilar única y exclusivamente al capo. «El Cisen nunca había estado dentro de los penales», aclaró.
Autor de una de las columnas políticas más leídas de México, el periodista expuso que todas las peticiones de funcionarios de prisiones para cambiar a Guzmán de celda y de penal fueron rechazadas.
«Una de las cosas más sorprendentes de la fuga es, además del colapso de protocolos de seguridad y procedimientos, la notable deficiencia del sistema de inteligencia y contrainteligencia del Cisen», afirmó.
Aclaró que la fuga de El Chapo no obliga a una recomposición de los cárteles, pues desde antes de que lo capturaran su papel en su propia organización era menor al de sus socios, en particular Ismael El Mayo Zambada.
«Los cárteles se habían recompuesto antes de su fuga, luego de que en 2008, por razones que no tuvieron que ver directamente con él, se rompieron viejas alianzas y se crearon nuevas», señaló.
Manifestó que es difícil pronosticar si será capturado pronto o no, pero desde hace semanas comandos de élite de la Secretaría Marina lo persiguen en las barrancas de la parte más agreste de la Sierra de Durango y no han podido capturarlo.
«En todo caso la pregunta es, si lo encuentran, lo capturarán o lo matarán. Uno se inclinaría a pensar que será lo segundo, pero es muy arriesgado aventurar conclusión y fecha final para este episodio que golpeó al Gobierno del presidente Peña Nieto como ninguno otro en su muy atropellada y desafortunada administración», puntualizó.