El consumo de alimentos procesados está en alza

SHAMROCK noviembre 25, 2015

El ritmo de vida actual y la lamentable oferta y excesiva disponibilidad de alimentos procesados industrialmente, sumado a los relativos bajos costos y practicidad que tienen, han ido desplazando la alimentación saludable por bebidas y comidas ultraprocesadas, las cuales se destacan por una elevada densidad calórica, y contenido de azúcar, grasas saturadas y sodio, y escasa cantidad de fibra dietética, minerales y vitaminas.
La combinación de azúcar, sal, grasa y varios aditivos -bebidas azucaradas: gaseosas, jugos y energizantes-, snacks dulces y salados y «comidas rápidas» – condicionan la ingesta You may also feel drowsiness or dizziness due to Penegra tablets. cialis 40 mg They’re found in virtually every conceivable gadget or piece of get viagra cheap view address sophisticated equipment we touch these days. One must check the worth of a drug store through its terms & levitra prescription condition, privacy policy, medicine stock, price and delivery related services. As a viagra cheap generic result, proper diet and exercise are recommended for people with ED. de estos «alimentos» debido a que la elevada palatabilidad genera un comportamiento adictivo resultando casi imposible dejar de consumirlos.
Además, la gran concentración de calorías que contienen puede ocasionar con su consumo excesivo ganancia progresiva de peso, alteración en la glucemia y mayor riesgo de hipertensión arterial (por su elevado contenido de sodio), y de esta forma aumentar los factores de riesgo cardiovascular.
Esto ha despertado una gran alarma en la salud pública por su implicancia como factor de riesgo de obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.

NADA ES SECRETO/ Por: Antístenes

NADA ES SECRETO/Nov. 2024 ANTISTENES -La ayuda que esperan los mexicanos de Trump - Tras las elecciones en EU la veracidad de las encuestas cayó al subsuelo - La reforma judicial y la supremacía constitucional tendrán vida corta Pareciera difícil de entender, pero en verdad no lo es tanto. La victoria electoral de Donald Trump en Estados Unidos, pareció ser una “bendición” para millones de mexicanos. No sólo para quienes votaron por él, sino para quienes viven dentro de México. El festejo de miles y tal vez millones de mexicanos, que en realidad no tendrían nada qué ver con los resultados presidenciales del vecino país del norte, tiene, por lo menos, dos orígenes interesantes. Por una parte, los medios mexicanos, con todo el ánimo que le pusieron a la contra campaña de Trump o al menos, su inclinación manifiesta por Kamala Harris, pasó desapercibida en el ánimo de los de aquí, de los que supusieron los medios que les ven, les escuchan y con mayor arrogancia, reciben su influencia verbal. No, ahora quedó más que claro que ni los que piensan los ven o los escuchan. Por tanto, tampoco les reciben mensajes. Total, se perdió esa influencia que por décadas se creyó, tendrían las cadenas de comunicación mexicanas. El caso desde luego, es el mismo de las cadenas estadounidenses, que por fin, tuvieron que reconocer los datos que desde hace tiempo se tienen: las compañías latinas, ahora trabajan para menos del 8% del auditorio que tuvieron durante finales del Siglo XX y principios del presente. A las cadenas estadounidenses que se cansaron de engañar con sus noticias, apenas les queda un promedio del 11 por ciento de lo que tenían décadas anteriores. Esta situación desde luego, produjo alegría entre los mexicanos de este lado, no del de Trump. El otro elemento que influyó para que la victoria de Trump fuera recibido casi, casi con festejo entre la población mexicana, tiene qué ver con la sensación de asfixia política que vive el ciudadano. La asfixia que produce ser objeto ignorado por quienes se dicen representarlo y que hoy, con un descaro a flor de piel, utilizan el cargo pavoneándose de tener el respaldo de 36 millones de mexicanos, sin tomar en cuenta la opinión de un solo ciudadano. De acuerdo a las al menos 3 encuestas realizadas por Foro MxAzteca, los mexicanos están a espera de que el hoy electo presidente de Estados Unidos, logre poner en orden un país que parece haberse perdido. Los encuestados, coincidieron casi unánimemente, en asegurar que la esperanza que les queda de recuperar el país que se ha estado perdiendo en manos del oficialismo legislativo y ejecutivo, es que Donald Trump, con toda la información que sin duda tiene y la extensión que le llegará en breve, realmente logre llevarse a muchos de los que hoy levantan la mano en las cámaras de Diputados y Senadores, así como a otros más que pudieran estar en el gobierno federal y los estados. Este deseo masivo de mexicanos indica una desesperación que les ha llegado a muchos, luego de la desilusión menguada de por sí, que se tuvo hace 6 años, en un cambio que traería sueños ciudadanos a la realidad de México. En definitiva, Trump habrá de realizar acciones que repercutirán en el país, pero todo será desde luego y como debe ser, en busca de lo mejor para su propia nación y no para México. En redes sociales, en las libres, existen miles y miles de mexicanos que están a espera que por acciones nada legales de algunos personajes de la 4T se les llame a juicio en Estados Unidos y pudiera ser, pero de una u otra forma resulta triste que los habitantes del país no se sientan representados por sus legisladores, ni obedecidos por sus gobernantes y por tanto, tengan que voltear a ver al vecino con la esperanza de que sea él, quien los saque de la pesadilla… Por cierto de tristeza, quienes deben estar padeciendo este sentimiento son los que por años han vivido holgadamente de publicar encuestas salidas de la realidad. La tristeza debe ser compartida por el oficialismo mexicano, que cada vez que abre la boca se refiere al número 36 millones, número que por cierto, no comparten la gran mayoría de ciudadanos, principalmente, en semanas pasadas cuando hoy sí y mañana también, se habla de un conteo ciudadano de las elecciones del pasado mes de junio, desde luego, ese no es el punto del espacio de hoy. Aquí me limito a escribir sobre las encuestas, siempre dudosas, siempre imprecisas, siempre obedientes al dinero y separadas de la verdad. Es difícil saber si los que pagan por las encuestas en México seguirán confiando sus pesos a las grandes mentiras de las casas encuestadoras y a la cada vez más perceptible desconfianza del consumidor ciudadano, pero algo quedó muy claro, se ha comprobado que de nada sirve que se hagan grandes campañas publicitarias con supuestas tendencias ciudadanas…

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