El gran ayatolá Alí Sistani, líder de los chiitas de Irak, pidió este viernes que el nuevo gobierno iraquí sea nombrado «sin injerencia extranjera», mientras las masivas manifestaciones que recorren el país entran en su tercer mes.
Alí Sistani, de 89 años, mayor autoridad religiosa chiita de Irak, ha intervenido directa o indirectamente en los nombramientos y destituciones de todos los primeros ministros desde el derrocamiento del dictador Sadam Husein, tras la invasión del país por Estados Unidos, en 2003.
Sistani aseguró que en esta ocasión «no forma parte» de las negociaciones y no desempeña «ningún papel» en el proceso en curso para formar gobierno.
La semana pasada, su sermón de los viernes precipitó la caída del gobierno de Adel Abdel Mahdi, tan solo un año después de asumir el cargo.
La petición de Sistani sobre la necesidad de que no haya interferencias extranjeras a la hora de encontrarle sucesor se produce después de que Irán enviara emisarios a Bagdad para que se preserven sus intereses durante la formación del nuevo gobierno. Concretamente, al general irani Qasem Soleimani y al dignatario chiita encargado de Irak en el Hezbola libanés, Mohamed Kautharani.
Este proceso político tiene como telón de fondo las manifestaciones iniciadas a principios de octubre, que piden la renovación total de la clase política iraquí y también se oponen a la creciente injerencia de Irán en el país.
Los manifestantes quieren un gobierno totalmente renovado, una nueva Constitución y una clase política diferente, no corrupta como la actual, que en 16 años ha hecho que se evapore el equivalente a dos veces el PIB del país.
– Enfrentamiento evitado –
Este viernes, la plaza Tahrir de Bagdad, epicentro de la movilización, estaba tranquila a media jornada.
Pero el jueves, de forma inesperada, fue invadida por miles de partidarios de Hashd al-Shaabi, coalición de paramilitares dominada por los proIrán y ahora integrada en el Estado iraquí.
Esta demostración de fuerza no generó, de forma sorprendente, enfrentamientos entre ambos campos, a los que todo opone: de un lado partidarios de un todopoderoso Irán que hace y deshace a su antojo en Irak, y del otro manifestantes que denuncian esta injerencia iraní.
Algunos temen que estos pro-Hashd vuelvan para «limpiar» la plaza y acabar así con el movimiento de protesta.
Para los expertos, este desfile paralelo tiene como objetivo reducir el espacio público disponible para los manifestantes.
Desde el inicio de la semana dos rostros conocidos de la protesta en Tahrir han sido secuestrados, mientras que otros fueron víctimas de intimidaciones. El Estado asegura que no puede hacer nada contra estas acciones.
Decenas de militantes han sido también retenidos mas o menos brevemente por hombres armados y uniformados.
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Desde el 1 de octubre, Irak sufre violencias y es escenario de masivas manifestaciones. Los ciudadanos protestan contra sus dirigentes en uno de los países más corruptos del planeta, contra el desempleo que afecta a un joven de cada cuatro y contra la endémica pobreza.
Unas 430 personas, la mayoría manifestantes, han perdido la vida desde el inicio de estas manifestaciones, que también dejaron 20.000 heridos, según un balance realizado por la AFP basándose en fuentes médicas y de los servicios de seguridad. AFP
Tiroteo deja 16 muertos y más de 40 heridos en manifestación
Al menos 16 manifestantes fallecieron este viernes en la capital iraquí y 45 resultaron heridos después de que hombres armados desconocidos abrieran fuego en una céntrica plaza donde estaban concentrados, en el marco de las protestas antigubernamentales que estallaron a principios de octubre.
Una fuente del Ministerio de Interior iraquí elevó la cifra de muertos de 10 a 16, y la de heridos de 26 a 45, pero el balance de víctimas aún no es definitivo.
La fuente, que pidió el anonimato, dijo a Efe que un grupo de hombres armados que viajaban en vehículos todoterreno irrumpieron en la plaza Al Jalani y dispararon contra los manifestantes.
Sin embargo, no identificó a los asaltantes ni su afiliación.
La plaza Al Jalani es adyacente a un garaje de varias plantas donde los manifestantes han permanecido desde el comienzo de la revuelta popular para exigir mejores servicios públicos, más oportunidades económicas y el fin de la corrupción.
Además, Al Jalani se ubica a poca distancia de la plaza Tahrir, epicentro de las protestas y que este viernes acogió a miles de personas, que volvieron a manifestarse a pesar de la dimisión en bloque del Gobierno del primer ministro, Adel Abdelmahdi, el pasado fin de semana.
Activistas y medios de comunicación han denunciado la presencia de seguidores de partidos políticos y grupos chiíes, algunos de ellos pertenecientes a milicias proiraníes, en medio de los manifestantes desde la jornada de ayer, jueves, cuando supuestamente atacaron a algunos de ellos con armas blancas.
Ahmed Rahim, un activista que informa de lo que sucede en Tahrir, dijo a Efe que «cientos de manifestantes de diferentes partidos acudieron esta tarde a las protestas, procedentes de varias zonas de Bagdad y otras provincias».
Sin embargo, este viernes «no intentaron crear problemas y asaltar a los manifestantes en la plaza, como sucedió ayer, cuando unos doce participantes fueron heridos con cuchillos y herramientas afiladas», detalló.
Desde el pasado viernes no se han registrado enfrentamientos violentos entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes, como venía siendo habitual durante las protestas, que empezaron el pasado 1 de octubre y, después de un primer estallido, se reanudaron el 25 de ese mes y han proseguido hasta la actualidad.
En todo este tiempo han muerto más de 400 personas, entre civiles y uniformados, y miles han sufrido heridas, sobre todo en Bagdad y en las regiones del sur del país de mayoría chií y ricas en petróleo, que han sido escenario de los mayores disturbios. EFE