La Unión Europea y Canadá aseguraron el miércoles la aprobación de un disputado acuerdo de libre comercio y la eliminación de aranceles a la importación, que sus defensores dicen que impulsará el crecimiento y el empleo a ambos lados del Atlántico.
Las dos partes pueden considerarlo un éxito para sus políticas de apertura de mercados luego de meses de protestas e incertidumbre tras la llegada del presidente estadounidense Donald Trump, que ha retirado a su país del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) y quiere reformular el Acuerdo de Libre Comercio para América del Norte.
Los europarlamentarios respaldaron el Acuerdo Económico y Comercial Global (CETA, por sus siglas en inglés) por 408 votos a favor y 254 en contra, lo que significa que gran parte del acuerdo, principalmente la reducción de aranceles, entrará finalmente en vigor unos ocho años después de haberse iniciado las negociaciones.
El CETA ha llevado a movilizaciones en Europa, encabezadas por los sindicatos y grupos de protesta que dicen que el tratado comercial llevará a una carrera a la baja de los estándares laborales y medioambientales y permitirá a las multinacionales dictar políticas públicas.
El asunto clave de la disputa es el sistema para proteger a los inversores extranjeros, que los críticos dicen que puede llevar a casos como el desafío de Philip Morris al empaquetado genérico de tabaco en Australia, que no prosperó.
Los defensores dicen que el derecho a regular se resalta en el tratado y que el CETA ha sustituido los comités de arbitraje cerrados por tribunales independientes y transparentes que abordarán las disputas.
La plena aplicación del CETA, incluida la inversión, sólo se dará una vez lo aprueben más de tres docenas de parlamentos nacionales y regionales, lo que no es una certeza. La oposición en la región belga de Valonia amenazó con acabar con el acuerdo el año pasado.
Un grupo de izquierdas en el Parlamento dijo que el CETA aún puede ser rechazado en los parlamentos nacionales, en consultas o en el Tribunal Europeo.
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Los partidarios argumentan que el CETA incrementará el comercio entre Canadá y la UE en un 20 por ciento e impulsará la economía de la UE en 12.000 millones de euros al año y la de Canadá, en 12.000 millones de dólares canadienses (unos 9.180 millones de dólares).
Para Canadá, el acuerdo es importante para reducir su dependencia de su vecino Estados Unidos como mercado exportador.
Para la UE, es el primer acuerdo comercial con un país del G-7 y un éxito en un momento en el que su credibilidad ha sido puesta en entredicho por el referéndum en Reino Unido para salir del bloque.
La UE reconoce que las negociaciones comerciales con Estados Unidos están congeladas, pero quiere que el CETA sea uno de una serie de pactos ambiciosos que tiene previsto cerrar con países entre los que están Vietnam, Japón y México.
Canadá había firmado el TPP de doce países, que Trump ha rechazado, pero sigue en negociaciones con Japón y también con India y Singapur.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, que se reunió con Trump el lunes, tiene previsto intervenir ante el Parlamento Europeo el jueves. Reuters