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El Papa Francisco canonizó el sábado a dos de los santos más jóvenes de la Iglesia Católica, en una ceremonia en Fátima en Portugal, donde se cree que hace 100 años niños pastores vieron a la Virgen María y que hoy es un lugar de peregrinación masiva.
Cientos de miles de personas, muchas de las cuales durmieron al aire libre, rompieron en aplausos cuando el líder de los 1.200 millones de católicos del mundo proclamó a los hermanos Francisco y Jacinta Marto nuevos santos de la Iglesia.
Los dos murieron a la edad de 10 y 9, a sólo tres años de las apariciones de 1917, lo que los convierte en los santos más jóvenes de la Iglesia que no son mártires.
La Virgen de Fátima es venerada por los católicos de todo el mundo, algo que destacaban banderas de varios países que se agitaban dentro de una multitud que se calculaba en medio millón de personas.
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En la homilía de una gran misa al aire libre, Francisco oró para que la Virgen proteja a los miembros más vulnerables de la sociedad «especialmente a los enfermos y a los discapacitados, a los presos y desempleados, a los pobres y a los abandonados».
Dos inmensos tapices hechos sobre la base de las fotografías centenarias de los niños vestidos con los trajes campesinos tradicionales de la época colgaban de la iglesia del santuario, el que cada año vistan cerca de siete millones de personas. Reuters