Una larga y oscura sombra estará presente en el penúltimo día de actividades del Papa en México. Este martes Francisco visita Michoacán, el Estado donde nació Marcial Maciel, el fundador de la Legión de Cristo acusado de pederastia y quien según la propia Iglesia vivió «una vida carente de escrúpulos y de sentimiento religioso». Su paso por Morelia, la capital del Estado, será una gran prueba para un Pontífice que en tres días de visita ha dado duros mensajes contra la clase política y el alto clero. “Dudo mucho que haga una crítica a la Legión”, dice Fernando González, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La Legión de Cristo fue fundada en 1941, cinco años después de que Marcial Maciel escuchara a Jesús pedirle formar “un grupo de sacerdotes dedicados, sin medida y absoluta entrega a la extensión de su reino”. La Orden logró en los años siguientes afianzarse como una de las más importantes en México porque políticos y empresarios simpatizaban con ella, incrementando su influencia y poder económico. El escándalo estalló en 1997, cuando una serie de reportajes de Salvador Guerrero Chiprés en La Jornada hicieron públicas las acusaciones de abuso sexual contra Maciel. En los años siguientes se supo que el fundador de la Orden tuvo decenas de víctimas dentro de la congregación, que abusaba de las drogas y que había tenido hijos con amantes, rompiendo el celibato.
En 1999, Juan Pablo II, uno de los mayores protectores del pederasta, no dijo nada sobre las acusaciones en su visita a México. En 2012, el vocero de Benedicto, que viajó al Estado de Guanajuato ese año, las desestimó. La congregación pidió perdón por los “gravísimos e inmorales abusos” de Maciel en febrero de 2014. Poco más de un año después, en octubre de 2015, Jorge Mario Bergoglio otorgó la indulgencia plenaria a la Legión de Cristo. “Los han renovado y purificado, ya no están cuestionados”, dice González, que ha documentado el sistema de abusos en Marcial Maciel: Los legionarios de Cristo, testimonios y documentos inéditos (Tusquets, 2006). “La situación que está por verse es si también va a bloquear la relación con las víctimas”, añade el investigador. El Vaticano confirmó antes de que se iniciara la visita, que Francisco no se reuniría con ellas.
El mártir cristero
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Marcial Maciel, nacido en Cotija, un pueblo vecino a Sahuayo, a unos 220 kilómetros al oeste de Morelia, se refirió a este héroe cristero en Mi vida es Cristo, su autobiografía de 2003. “¿Por qué lo escogiste a él mártir y a mí me has dejado?”, preguntaba a Dios. El fundador de los Legionarios reconocía en el texto tener “mucha envidia” de Sánchez del Río. Quizá fue este sentimiento el que lo llevó a apropiarse de una anécdota que se aficionó a contar. Maciel aseguraba que el mártir lo había invitado a pelear en la sierra junto con el bando de Cristo Rey, pero que había tenido que declinar el llamado porque tenía solo ocho años.
“Encontré a la esposa del hermano del mártir y me dijo que nunca habían escuchado que Maciel fuera amigo de José Luis, esa historia era del padre Enrique Amezcua”, dice Fernando González, que da cuenta del episodio en La Iglesia del Silencio (Tusquets, 2009). El académico cree que es “muy probable” que el papa Francisco haga alusión al mártir, que fue beatificado por Benedicto XVI en 2005.
Este miércoles se sabrá si Morelia quedará grabado como el lugar donde el Pontífice habló del negro capítulo que el fundador de la Legión escribió en la historia de la Iglesia en México. Quienes han esperado estas palabras desde que el humo blanco salió por última vez de las chimeneas del Vaticano, en marzo de 2013, lo ven poco probable. “El discurso de Francisco es muy abierto, pero no está tocando lo que debería, tiene enormes límites”, dice González. Francisco, el primer Papa jesuita, ha acostumbrado a dar sorpresas.