Por Gustavo Miranda.
A Rafael Malpica, un gran amigo.
Ciudad de Lakewood, Cal. La profesión del periodista se confunde con el oficio periodístico, con la empresa periodística, con la libertad de expresión, con la literatura periodística y con el propio periodismo.
La profesión del periodista comienza en 1920 en los Estados Unidos y en Europa y se entreteje en el periodo de los actos bélicos del mundo. Pero hablemos del periodista, y solo de periodista. Pero esto es, al mismo tiempo, un grave inconveniente, porque llegamos al siglo XXI, y centrando este dicterio en Michoacán, sociedad ahogada de muchos ditirambos pero pocas veces confirmados, que habita en esa grandeza que empaña la visión que hay encada trozo de cantera esculpida centenaria.
En 1981 llegué a Morelia escribiendo en un espacio de artículos para La voz de Michoacán, cuando conocí a Rogelio Guzmán a través de Santiago González Natal, un excelente periodista y compañero fundador del diario “unomásuno”.
Algo penoso comentarlo, pero por esos años la palaciega relación de los periodistas y el gobierno era de bacanales desmedidos, comida y alcohol eran la manera de tratar a la prensa desde la oficina de Comunicación Social del gobierno michoacano, desde el Partido Revolucionario Institucional y el Congreso del Estado. Mientras que esas canonjías arrullaban la relación del gobierno con escribanos de diarios y revistas, los fotógrafos, durante los eventos oficiales, no comían en los blancos manteles, se les atendía parados comiendo en la cocina.
Desde esa experiencia inicié una interrogante que hasta la fecha retumba -¿rumea?- en mí testa:
¿Quién es periodista en Michoacán?
- La respuesta es de un vacío oscuro, ya que en conclusión, nada concluye sobre la definición del periodista. Imposible e indeseable intentar una definición del periodista michoacano.
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La palabra periodista es realmente nueva, reciente. Sus orígenes se asocian a los términos “papelista” “gaceteros” y “diaristas”, todo esto en el siglo XIX, mientras que al inicio del siglo XX aparecen los redactores, articulistas, redactores, periodistas comunicadores y reporteros.
Al periodista lo crea la empresa, no la actividad, lo que equivale a los arquitectos que fueron creados por los constructores.
Manifestó que mi estado de ánimo prepondera una exaltación de entusiasmo desde esta silla que me acompaña en mis reflexiones escribiendo de la definición del periodista, y quien muchas veces, en su auto halago, la torpeza le crece de manera desmedida al decir “mi periódico”, “nuestra radio”, “nuestra revista”, a sabiendas de que es otro el propietario, en donde el periodista no pasa de ser un empleado más, que, como herramienta, será utilizado mientras que sea útil, y así entendemos que el periodista no ejerce una profesión sino una actividad, en donde no se busca la verdad, lo que busca en es la noticia que no es lo mismo que la verdad, y en Michoacán, como en otras partes de México, el periodismo es una actividad subdesarrollada.
El periodista ante su patrón, el empresario de la comunicación, no puede discrepar las decisiones de su jefe porque toca calle, se adapta a la tendencia de su medio de comunicación, y no se diga durante tiempos electorales en donde ve como se hinchan las alforjas de su jefe, en donde el reportero es un soldado más de guerra mediática. También, el periodista sabe que la libertad de expresión es abstracta, no existe.
El periodista en Michoacán, para no trabajar en balde, tendrá cuidado de no llevar temas que no le son gratos a su medio que lo emplea. El periodista en Michoacán pertenece a una diabólica ralea, es una de las clases laborales menos cultas de la sociedad y se inserta en una tradición laboral dipsómana, tradición incivil y bochornosa, así como hay otros que les gusta la actividad periodística pero que carecen de eficacia.
El periodista en Michoacán sufre de una doble dimensión, por la primera es mandatario de la sociedad, en su papel de informarla, y, por la otra, es que es empleado de una empresa, sabe que la realidad dominante no tiene conciencia de su actividad, sabe que la realidad lo reduce a la condición de asalariado.
Y con todo lo anterior se puede caer en señalar esta reflexión como letanía con apuntes ásperos, observaciones ingratas, ya que también he vivido de esta actividad, nada de eso. Lo anterior fue un paseo por la ensoñación para acabar en los pasillos de los medios de comunicación que tienen un desagradable olor a costumbre y un armario que guarda el aura del prestigio que se luce apagado y empolvado.
Dejo para este final un comentario sobre la dimensión del periodismo que tendrá que perfeccionarse con las nuevas generaciones en la construcción del periodismo en las universidades que imparten esta cátedra en Michoacán, de donde se puede observar que las generaciones salidas de centros universitarios para ejercer el periodismo no se desprenden de los tópicos de ese pasado y este presente aberrante que tiene el periodismo michoacano.
Empecemos por las universidades a la realización de un Plan de Estudios que defina La Teoría de la Información, la Teoría de la Comunicación, e incluso, la Teoría de la Publicidad, y, también, la Teoría del Periodismo.