No hay nada más real ni show más macabro que la muerte.
Si la productora francesa Discovery Channel buscaba conmover a los televidentes con su producto lo lograron con creces.
Ahora, si el negocio era sólo llevar la adrenalina y la vida hasta el extremo fracasaron estrepitosamente. Tres miembros de su equipo de producción, tres talentosos deportistas, dos periodistas (todos franceses), y dos pilotos argentinos perdieron dramáticamente la vida durante la filmación de un nuevo ciclo, rodado en la Quebrada del Yeso, en el departamento de Villa Castelli, provincia de La Rioja.
Los dos helicópteros que trasportaban a parte del equipo y de los participantes, que grababan un capítulo del reality show, Dropper, chocó en pleno vuelo a casi 100 metros de altura, por razones que aún se desconocen, y se precipitaron a tierra sin remedio.
“Los cuerpos están totalmente carbonizados por el accionar del fuego”, explicaba ayer el secretario de Seguridad de La Rioja, Luis César Angulo.
Lo que iba a ser un paraíso en la precordillera de Los Andes, para que una pareja quedara perdida por 21 días, buscando sobrevivir desnudos y sin alimentos, terminó transformándose en un camposanto para franceses y argentinos. Villa Castelli era una fiesta desde hace algunos días.
Cuando los equipos de grabación y de sonido transformaban sus calles polvorientas y se convertían en la atracción de niños y grandes. “No todos los días llegan aquí extranjeros en masa para filmar nada. El pueblo estaba alterado y contento. Hoy estamos todos tristes”, explicó el sacerdote Luis Pradella, el mismo curita que alguna vez se ocupó de la fe católica en Malanzán y que caminó al lado de un mártir de la Iglesia, el obispo Enrique Angelelli.
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Los helicópteros habían despegado en la tarde. Uno era privado y lo piloteaba Roberto Abate, de 52 años y piloto oficial de la provincia de Santiago del Estero. El otro estaba a cargo de Juan Carlos Castillo, de 50, piloto oficial de la provincia de La Rioja.
A bordo viajaban Laurent Sbasnik (productor del programa), Edouard Gilles (médico del equipo), Lucier Mei-Dalby y Volodia Guinard (periodistas), Brice Guilbert (director de arte), la nadadora olímpica Camille Muffat (25), el boxeador y exmedallista de bronce en Pekín, Alexis Vastine (28) y Florence Arthaud (57), conocida en Francia como “la reina de los mares”, en virtud de su condición excepcional de piloto de regatas.
“Uno de los helicópteros venía como si echara gases; hacía un ruido extraño. Luego pareció como que se paró y chocaron. Cuando dieron en tierra hizo un ruido que llevó a que todo temblara”, explicó David Ocampo, un vecino de Villa Castelli que fue testigo presencial de lo ocurrido con las dos naves.
Fue la muerte de los deportistas lo que conmocionó a toda Francia, como lo reconoció ayer el presidente François Hollande. Aquí, el dolor no se disimula, pero surgen los interrogantes.
¿Por qué la provincia de La Rioja prestó un helicóptero para una producción privada de la misma forma que se lo “prestaban” a Luciano Beder Herrera, hijo del gobernador Luis Beder Herrera, para dar un paseo por los cielos de la provincia?
No es el primer accidente de helicóptero con europeos de por medio.
El pasado 14 de diciembre, en el Chalten, provincia de Santa Cruz, una helicóptero Robinson privado, propiedad de Ricardo Barreiro, más conocido como ‘El Jardinero de Kirchner’, y padre del secretario privado de la presidenta, Cristina Kirchner, Pablo Barreiro, se estrelló contra la montaña cuando era piloteado por Pablo Argiz Vales, quien acudió en rescate de un turista alemán que no pudo escalar el cerro Fitz Roy. Argiz Vales perdió la vida, y ni la provincia, ni la Gendarmería Nacional tenían un helicóptero de rescate para estas circunstancias.
“Es hora de que se comience a regular esta actividad de otra manera, porque ni el gobernador de La Rioja debería prestar el helicóptero provincial, ni una nave de paseo puede ir al rescate en una zona tan comprometida como el FitzRoy”, explicaba ayer el diputado radical Julio Martínez.
