La exrepresentante republicana de Wyoming, Liz Cheney, quería hacer daño al presidente electo Donald Trump, por lo que decidió dar su respaldo a su oponente, la excandidato presidencial demócrata, la vicepresidente Kamala Harris.
Pero desafortunadamente para ella y la vicepresidente, su respaldo fue similar al iceberg que respalda al Titanic, ya que parece ser uno de los muchos temas que entregaron Pensilvania y Michigan al presidente electo.
Una nueva encuesta realizada por Data for Progress mostró que la decisión de la exrepresentante republicana de hacer campaña con la vicepresidente en los días previos a las elecciones en esos dos estados en realidad disminuyó el entusiasmo por ella entre los grupos demográficos clave.
“El respaldo de Cheney hizo que casi 3 de cada 10 votantes independientes de Pensilvania se sintieran menos entusiasmados con la campaña de Harris”, dijo la firma.