Donald Trump va camino a convertirse en el tercer presidente de la historia estadounidense en afrontar un juicio político promovido por el Congreso. Pero su horizonte político no parece tan oscuro como predijeron sus detractores hace unas semanas.
A menos de 11 meses de las elecciones presidenciales, el multimillonario republicano se mantiene entre una estrategia de defensa muy agresiva y difusión de buenas cifras económicas.
Los cargos presentados el martes contra el 45º presidente de Estados Unidos, abuso de poder y obstrucción del Congreso, son graves. El foco de los argumentos es que presionó directamente a Ucrania para que investigara a Joe Biden, su posible oponente demócrata en noviembre de 2020.
Pero Trump podría superar el obstáculo sin daños con una estrategia: rechazar las acusaciones, evitar participar en el proceso e intentar reducirlo a una operación partidista vulgar. El plan parece exitoso.
En un Estados Unidos ultrapolarizado, donde las líneas de fractura parecen inamovibles, el argumento provoca indignación en el campo demócrata, pero resuena fuertemente en la base electoral de Trump, y los republicanos lo siguen como un solo hombre.
«Son tan afortunados de que me haya convertido en su presidente», dijo a sus partidarios el martes por la noche en Pennsylvania.
«Un presidente cualquiera se hubiera escondido bajo la mesa, con el pulgar en la boca, diciendo ‘llévame a casa mamá, esto es muy duro para mí'», agregó, confiado.
Enfrentados bloque contra bloque, nadie parece escucharse. Sin detenerse en los detalles de las acusaciones, los republicanos repiten que los demócratas intentan revertir el veredicto de las urnas.
Pero para David Axelrod, exasesor de Barack Obama, «argumentar que el procedimiento de juicio político no es válido porque pondría en duda el voto del pueblo equivale a decir que este procedimiento, consagrado en la Constitución, es nulo ¡porque TODOS los presidentes fueron elegidos por el pueblo! El juicio político es para controlar los abusos de poder DE los funcionarios electos», escribió en Twitter.
Aunque este enfoque de desacreditar instituciones, incluido el Congreso, podría dejar consecuencias de largo plazo, por ahora le da frutos a Trump.
A excepción de una gran sorpresa, la Cámara de Representantes, con una mayoría demócrata, votará en unos días su acusación. Luego, el Senado de mayoría republicana decidirá en unas pocas semanas absolverlo. Y la campaña electoral tomará fuerza.
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La Casa Blanca insiste en que el proceso contra el presidente fortalece la unidad del Partido Republicano detrás de su candidato y galvaniza a los electores en el puñado de estados clave para las votaciones.
«Es una pena que la gente pueda hacer una acusación de la nada», dijo el presidente el martes. «Nunca ha habido tanto entusiasmo dentro del Partido Republicano».
Trump denuncia una «caza de brujas» sin paralelo en la historia de Estados Unidos y se jacta de los buenos resultados económicos de la potencia mundial.
Una encuesta de Firehouse lo muestra a la cabeza de sus oponentes en Michigan, Pennsylvania y Wisconsin. «A medida que el proceso de juicio político se calienta en Washington, Donald Trump fortalece su apoyo en estados oscilantes cruciales», dijo la firma.
Y la famosa máxima de la victoriosa campaña de 1992 del expresidente Bill Clinton -«es la economía, estúpido»- podría ayudar a Trump.
Los números son muy alentadores. El fantasma de la recesión, que amenazaba hace unos meses, se ha desvanecido, aunque el crecimiento se ha desacelerado desde principios de año.
El mercado laboral está saludable. Las últimas cifras, publicadas el viernes, fueron espectaculares: se crearon 266.000 empleos en noviembre, muy por encima de lo proyectado por economistas. Ahora, en 3,5%, la tasa de desempleo está en su punto más bajo desde 1969.
Según la última encuesta de Gallup, el 55% de los encuestados cree que la situación económica en Estados Unidos es «excelente» o «buena».
Existe un consenso en la clase política estadounidense: si la economía se encuentra bien, el presidente saliente es reelegido. Pero ¿aplicará esta simple regla a Donald Trump, un presidente en todos los aspectos fuera de lo común? Nadie lo sabe.
Entre los signos de interrogación se encuentra la incertidumbre total sobre el resultado de la guerra comercial en curso con China. AFP