Los muertos por armas de fuego conforman una auténtica «epidemia» en Estados Unidos, más letal que los virus, y debe ser tratada como un problema de salud pública.
La postura fue adoptada, a pocos días de la masacre de Orlando, por la American Medical Association, la principal asociación médica estadounidense, que subraya una ironía particular.
Por efecto de una ley de hace 20 años, el Center for Diseaes Control (CDC) no puede investigar este tema, según publica ansa.it.
«Con unos 30 mil hombres, mujeres y niños que mueren cada año debido a las armas en las escuelas, en los cines, en el puesto de trabajo y en la iglesia, Estados Unidos está afrontando una crisis de salud pública», dijo el presidente de la entidad, Steven Stack.
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«Incluso si la situación estadounidense no tiene igual en ningún país civil, el Congreso prohíbe al CDC realizar precisamente esa investigación que sería necesaria para determinar cómo reducir la alta tasa de muertos y heridos por arma de fuego», agregó.
«Una investigación epidemiológica es vital para poder prevenir», subrayó Stack.
La prohibición se remonta a 1996 y fue querida precisamente por el lobby de las armas, que acusaba al CDC de tener una visión prejuiciosa, aunque recientemente Jay Dickey, el «padre» de la ley, se arrepintió.
El llamado de los médicos estadounidenses sigue al de otras sociedades científicas, de los pediatras a los psiquiatras y ginecólogos.
Todos piden remover la prohibición de investigar, además de establecer un período de espera entre el pedido de compra de un arma y la efectiva venta, aumentando los controles preventivos antes de la autorización.
El problema -afirmó un estudio recién publicado en la revista científica JAMA- está empeorando en los últimos años, con heridas cada vez más graves.
Entre los años 2000 y 2013, escribieron los autores, que pertenecen a la Universidad de Colorado, el número de personas internadas en el hospital de la Universidad por heridas de armas de fuego permaneció prácticamente igual, pero la mortalidad creció en promedio seis por ciento cada dos años.
En términos concretos, explicó un estudio de la Harvard School of Public Health publicado por el American Journal of Medicine, una persona que nace en Estados Unidos tiene un riesgo 25 veces mayor de ser muerto por arma de fuego respecto de cualquier ciudadano de otro país desarrollado.
Y la probabilidad de que esto ocurra accidentalmente es también seis veces más alta respecto del resto del mundo occidental.