
Dos cuerpos, de los más de ciento cincuenta que fueron enterrados de manera irregular en Tetelcingo, Morelos, fueron exhumados por peritos de la Fiscalía General del Estado (FGE) de Morelos, de la Procuraduría General de la República (PGR) y de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM).
Ayer, el personal de la Fiscalía General del Estado (FGE) de Morelos reanudó, con dos horas de retraso, los trabajos de exhumación de los cuerpos. Las diligencias en la comunidad indígena de Tetelcingo comenzarían a las 6:00 horas de hoy, sin embargo, los peritos de la Fiscalía llegaron con una hora de retras, reanudando la exhumación a las 8:00 horas, pues les llevó otros 60 minutos hacer los preparativos.
Alrededor de las 12:00 horas lograron la exhumación de los dos primeros cuerpos embalsamados hallados en la zona de fosas, que fueron sacados en una camilla de color naranja fijada al extremo de una pala mecánica para después ser trasladados a una mesa de trabajo de acero, donde se realizarán los exámenes de identificación genética.
Los peritos cubrieron los costados de una carpa colocada sobre la fosa para evitar la exposición pública de los cuerpos, cuyos registros de levantamientos datan de 2010 a 2013.
Previamente, los familiares de las víctimas y la UAEM denunciaron, en conferencia de prensa, que la Fiscalía del Estado no ha cumplido con los acuerdos para las diligencias en Tetelcingo. Dijeron que, en primera instancia, la maquinaria que pretendió usar el día de ayer para extraer los cadáveres no es la adecuada.
“No proveyeron la maquinaria para descubrir las fosas y cavar las canaletas que permitan drenar el agua con la que deben ser lavados los cuerpos; dos, la maquinaria para extraer los cuerpos de las fosas no es la adecuada, ya que al tratar de utilizar un trascabo los peritos consideraron que se podían alterar las evidencias y lastimar los cuerpos”, señalaron.
Acusaron además, que la Fiscalía trató de cubrir con plásticos negros el lugar de las fosas para impedir que se pudieran observar los trabajos que se llevan cabo, lo que incumple con el compromiso de transparencia.
Las familias también se quejaron de que las autoridades no han dado un “trato de ser humanos” a los cuerpos, pues dijeron “los trataron como costales”.
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Ayer, familiares de víctimas impidieron que los peritos procedieran a la exhumación de los cadáveres de la fosa de Tetelcingo, pues pretendían hacer uso de máquinas de trascabo, “como si fueran a sacar piedras”, dijeron.
Cuando los peritos de la FGE llegaron al lugar con maquinaria pesada, el rector de la UAEM, Alejandro Vera Jiménez, acusó a la dependencia de incumplir con lo acordado con la PGR, la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
Fue hasta el mediodía que, tras llegar a un acuerdo con el Fiscal de Morelos, Javier Pérez Durón, se reanudaron las diligencias.
Familiares de personas no localizadas y académicos señalaron que el caso de las fosas de Tetelcingo muestra la poca profesionalización que aún tienen las autoridades mexicanas para manejar el tema de los desaparecidos, pues sólo la presión social y una larga batalla judicial logró que comenzaran los trabajos de exhumación de los más de 100 cuerpos, que se calcula, permanecen sin identificar en el lugar.
“Es un caso que nos muestra el nivel tan grave de violencia en numerosas regiones del país, pero también refleja, más que una incapacidad técnica para identificar a los cadáveres, la compenetración de las instituciones con la delincuencia organizada, de otra manera no se puede explicar por qué las autoridades actúan de manera tan poco profesional. El enterrar esos cuerpos de manera masiva, sin identificación, más bien parece un intento por desaparecerlos“, afirmó a la cadena alemana Deustche Welle el politólogo Carlos Flores, del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).
Tras una larga lucha de familiares de las víctimas, de organizaciones de desaparecidos y de Derechos Humanos, a la que se sumó incluso la UAEM, el lunes comenzó la exhumación y toma de muestras genéticas de más de un centenar de cuerpos localizados en una fosa clandestina en Tetelcingo, Cuautla, en el estado de Morelos. Los cuerpos, probablemente de víctimas de violencia, fueron depositados en esa fosa clandestina por las autoridades estatales, sin identificar ni investigar la causa de su muerte.
La PGR anunció a principios de mayo su participación en la exhumación e identificación de los restos. En las labores de vigilancia, participan, entre otras organizaciones estatales y civiles como el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, fundado por el poeta Javier Sicilia, que perdió a su hijo en 2011.