
La Feria Internacional de Turismo (FITUR) de Madrid abrió este miércoles reuniendo a profesionales del mundo entero de un sector en pleno crecimiento, pero que se preocupa por los efectos negativos de su masificación.
La 39ª edición de FITUR, uno de los mayores salones de turismo del mundo que este año abre del 23 al 27 de enero, debería superar sus niveles de afluencia, según su organizador Ifema: 886 expositores, unas 10.000 empresas participantes y más de 250.000 visitantes esperados.
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Una cifras en línea con la expansión del turismo a nivel mundial, que en 2018 volvió a superar su récord, con 1.400 millones de turistas internacionales –6% más que en 2017–, según la Organización Mundial del Turismo (OMT) de Naciones Unidas.
En sus previsiones de principios de la década, la OMT no preveía alcanzar ese nivel antes de 2020. Y el estimado para 2030, de 1.800 millones de turistas, podría ser revisado al alza, anunció el lunes su secretario general, Zurab Pololikashvili.
– Turismo responsable en agenda –
Pero este crecimiento de un sector que representa el 10% del PIB mundial, y que crece más rápido que la economía en su conjunto, ha estado acompañado desde hace años por el malestar en varios destinos emblemáticos, como Barcelona en España o Venecia en Italia, que se sienten saturados.
Una preocupación a la que el sector espera responder. Así, Fitur tiene en su agenda varias conferencias sobre este tema y constituyó un observatorio para un turismo sostenible.
Además, se destacan las iniciativas de «turismo responsable», como la de un grupo de poblaciones portuguesas que organizan eventos culturales fuera de temporada para evitar la saturación.
Una mesa redonda sobre turismo responsable debe reunir el jueves en Fitur a los alcaldes de ciudades balneario españolas, símbolos del turismo de masas: Benidorm y sus rascacielos al borde del mar, Magaluf (islas Baleares) y sus fiestas donde el alcohol corre sin límite…
«Las empresas que acuden a Fitur, y las organizaciones como Fitur, (…) tienen que incluir el márketing social entre sus actividades si quieren ser aceptadas por la sociedad y pervivir en el futuro», afirma a la AFP Antonio Álvarez Sousa, sociólogo de la Universidad de La Coruña.
«Sin duda hay un cambio, nunca se había hablado tanto de demasiado turismo», comenta de su lado Claudio Milano, antropólogo y profesor en la escuela de turismo Ostelea en Barcelona.
Cita, entre las razones del descontento, el impacto ambiental de los cruceros o las plataformas como Airbnb, denunciadas como causantes de desplazar a los residentes fuera de los centros de las ciudades.
– Planificación y aplicaciones –
El sector afirma de todas maneras que el rechazo al turismo sigue siendo minoritario.
Según un informe de la OMT, más de la mitad de los residentes de ocho ciudades europeas, entre ellas Ámsterdam, Barcelona o Berlín, dicen esperar que el número de visitantes aumente, aunque un tercio matiza que espera que el crecimiento sea menos rápido o menos concentrado en la temporada alta.
«El turismo trae grandes beneficios. Pero la comunidad también tiene que recibir esos beneficios», reconoció el martes Gloria Guevara, presidenta de la federación internacional del turismo (WTTC).
Entre las soluciones posibles, Guevara habló de una mejor planificación del turismo, como en la croata Dubrovnik, donde la alcaldía escalona la llegada de los cruceros, o el uso de la tecnología, como en Ámsterdam, donde una aplicación indica en tiempo real la duración de la cola para entrar a los museos. AFP