RÍO DE JANEIRO.- Con la llama olímpica apagada, a los brasileños les tocará otro espectáculo: el debate en el Senado sobre el futuro de Dilma Rousseff.
La Presidenta, suspendida desde mayo por un juicio político, apura sus últimos días en el Palacio de la Alvorada a la espera de que se confirme lo que en Brasil ya es un secreto a voces: su destitución definitiva, que empezará a votarse este 25 de agosto.
El Senado deberá responder a la pregunta de si Rousseff cometió un crimen de responsabilidad al maquillar las cuentas públicas. Si dos tercios de la Cámara alta determinan que sí, la brasileña deberá dejar el puesto permanentemente y no podrá postularse para cargos públicos por ocho años.
Los senadores se debaten entre salvarla de último momento o dar un voto de confianza al Presidente interino, Michel Temer, quien asumiría hasta 2018 si Rousseff es destituida.
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El Senado deberá responder a la pregunta de si Rousseff cometió un crimen de responsabilidad al maquillar las cuentas públicas. Si dos tercios de la Cámara alta determinan que sí, la brasileña deberá dejar el puesto permanentemente y no podrá postularse para cargos públicos por ocho años.
Los senadores se debaten entre salvarla de último momento o dar un voto de confianza al Presidente interino, Michel Temer, quien asumiría hasta 2018 si Rousseff es destituida.