Washington, 6 mar (PL) En un campo de tiro de la localidad de Rochester, estado norteamericano de Pennsilvania, existe una máquina expendedora de municiones, hecho que contrasta con el debate a nivel nacional para poner coto al uso de armas de fuego.
De acuerdo con el portal digital Beaver Countian, el aparato acepta dinero en efectivo y tarjetas bancarias y ofrece municiones para todos los tipos de esos artefactos utilizados en el lugar.
El propietario del club de tiro, el policía Sam Piccinini, justificó la decisión con un drástico aumento de visitantes en los últimos meses y reiteradas quejas por la carencia de cartuchos, refirió la fuente.
Cifras oficiales revelan que, solo en el caso de los menores, anualmente más de siete mil son hospitalizados en Estados Unidos por lesiones con armas de fuego.
Aunque una parte son accidentales, las armas provocan alrededor de 500 muertes en el propio lapso en menores de 20 años.
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El presidente Barack Obama ha insistido en la necesidad del control de las armas y llamó a tomar medidas de sentido común ante un escenario que calificó de epidemia, al referirse a la violencia armada.
Cada 12 meses ocurren numerosas matanzas en escuelas, centros comerciales y otros espacios públicos de esta nación.
Aunque las cifras varían, muchos coinciden en que en inventarios privados a nivel nacional circulan más de 300 millones de armas de fuego, una de las naciones del mundo con más alto índice en cuanto a posesión de tales medios.
Pese a que organizaciones no gubernamentales y activistas exigen acciones enérgicas en ese sentido, como refleja el 90 por ciento de los estadounidenses en las encuestas, los esfuerzos legislativos chocan en el Congreso contra el poder del lobby de la Asociación Nacional del Rifle.