Las fuerzas turcas y sus aliados sirios entraron el sábado en una ciudad kurda estratégica del norte de Siria donde continúan los combates, y Turquía se mostró decidida a proseguir su ofensiva a pesar del aluvión de críticas internacionales y las amenazas de sanciones estadounidenses.
En Ankara, el ministerio de Defensa afirmó que las fuerzas turcas tomaron Ras al Aín, ciudad fronteriza con Turquía, algo que los kurdos desmintieron.
Sin embargo, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) y un corresponsal de la AFP en el lugar, los turcos entraron en la ciudad pero los combates continúan.
Turquía, que linda con Siria, quiere expulsar de los sectores fronterizos a la milicia kurdo-siria de las Unidades de Protección Popular (YPG), a las que califica de «terroristas», e instaurar una «zona de seguridad» de 32 km de ancho para separar su frontera de las regiones kurdas.
Su objetivo es realojar en esta zona a parte de los 3,6 millones de refugiados sirios instalados en su territorio.
– «Feroz resistencia» –
Las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), coalición de árabes y kurdos apoyada durante años por Estados Unidos en la lucha antiyihadista, instó a Washington al «cierre del espacio aéreo ante la aviación turca».
Las fuerzas kurdas calificaron de «puñalada por la espalda» la retirada estadounidense de la frontera, que permitió que Turquía lanzara su ofensiva, y les acusó de haberles «abandonado».
El sábado, nueve civiles fueron «ejecutados» por rebeldes proturcos que participan en la ofensiva de Ankara, según el OSDH.
Estos muertos eleva a 38 el número de civiles fallecidos desde el inicio del asalto el miércoles, indicó la misma fuente, que informó igualmente de 81 bajas entre las filas kurdas.
Por su parte, Ankara anunció la muerte de cuatro soldados en Siria y de 18 civiles por unos ataques con cohetes lanzados por los kurdos contra ciudades turcas de la frontera.
El sábado por la mañana, las fuerzas turcas y sus aliados locales lanzaron el asalto a Ras al Aín, de que la huyeron prácticamente todos los habitantes, según el OSDH.
De acuerdo con un responsable de las FDS, cuya columna vertebral son las YPG, «Ras al Aín sigue resistiendo y los enfrentamientos continúan». «Las FDS retrocedieron parcialmente por los violentos bombardeos pero lanzaron un contraataque», agregó.
Las fuerzas turcas y sus aliados conquistaron una zona industrial en la periferia de Ras al Aín, de acuerdo con el OSDH y un corresponsal de la AFP.
Un responsable de los grupos sirios que apoyan a los militares turcos (exrebeldes que combatieron contra el régimen sirio al principio de la guerra), indicó que su avance había perdido velocidad «por la feroz resistencia de las YPG».
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En total desde el miércoles, las fuerzas kurdas perdieron 27 pueblos, según el OSDH.
Apoyadas por Occidente, sobre todo por Estados Unidos, las FDS son la punta de lanza contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI), derrotado en marzo, cuando perdió su último bastión en el país.
En el marco de esta lucha, soldados estadounidenses fueron enviados a sectores del noreste sirio.
– «Enviar ayuda urgente» –
El sábado, las FDS estimaron que la operación de Ankara había «revitalizado» al EI y «activado células» yihadistas.
Varios países temen también el destino de los miembros del EI detenidos por los kurdos.
La noche del viernes, un coche bomba explotó cerca de una prisión en la ciudad de Hasaké sin causar daños, según un corresponsal de la AFP. Esta prisión alberga yihadistas, indicaron las fuerzas de seguridad kurdas.
Alemania denunció la ofensiva turca y anunció que suspendía la entrega de armas a Turquía que «pudiesen ser usadas» contra los kurdos en Siria. Poco después, Francia anunció una medida en el mismo sentido.
En El Cairo, la Liga Árabe pidió la retirada inmediata de las tropas de Ankara.
El viernes, Estados Unidos afirmó que el presidente Donald Trump firmaría un decreto para activar sanciones contra Turquía.
«No importa lo que digan, no detendremos» la operación, respondió el presidente turco Recep Tayyip Erdogan.
Varias oenegés alertaron sobre el riesgo de un nuevo desastre humanitario en Siria, donde la guerra, en la que participan múltiples actores regionales e internacionales, dejó más de 370.000 muertos y millones de desplazados desde 2011.
Hasan, médico en Tal Tamr, pide a «las organizaciones médicas internacionales enviar ayuda urgente a los hospitales del noreste de Siria». «Nuestros medios son limitados», lamentó el médico. AFP