Un edificio con las ventanas tapiadas y en aparente estado de abandono situado en el centro de Florencia podría esconder en su interior un tesoro de gran valor para los amantes de la historia del arte: los restos mortales de Lisa Gherardini, más conocida como Gioconda por ser esposa del comerciante florentino Francesco del Giocondo.
La modelo que Leonardo da Vinci habría utilizado en su celebérrimo cuadro expuesto en el museo del Louvre de París, fallecida el 15 de julio de 1542, a los 63 años, estaría enterrada en el antiguo convento de Santa Úrsula de la ciudad de los Medici.
Tras realizar un estudio arqueológico y antropológico, un equipo de expertos italianos podría resolver en las próximas semanas el misterio sobre dónde reposa la mujer que inspiró al maestro renacentista a crear uno de los cuadros más enigmáticos y apreciados de todos los tiempos.
“Estamos a la espera de lo que nos digan las pruebas del carbono 14 que hemos realizado a los huesos hallados en una sepultura bajo el antiguo altar de la iglesia del convento”, cuenta a EL TIEMPO Silvano Vinceti, presidente del Comité Nacional para la Valorización de los Bienes Históricos Culturales y Ambientales, organización privada italiana que promueve la búsqueda de los restos óseos.
El investigador parte de un descubrimiento anterior, el que hizo en 2007 el historiador Giuseppe Pallanti, quien consultando un archivo florentino se topó con el llamado Libro de muertos de la parroquia de San Lorenzo, de la que dependía el convento de Santa Úrsula.
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En ese documento estaba registrada la fecha del fallecimiento de Gherardini y dónde había sido enterrada. Tuvo el privilegio de ser sepultada allí porque una de sus hijas era monja franciscana en este monasterio, donde la propia Gioconda pasó los últimos años de su vida tras quedarse viuda.
Para el impulsor del proyecto de búsqueda de los restos de la ‘Mona Lisa’ hay varios elementos convergentes que invitan a pensar que la pista es buena. “El primero es que a través de investigaciones históricas hemos sabido que el lugar donde hallamos los huesos de tres mujeres se usó desde 1460 o 1470 hasta 1547. Cuando Gherardini murió estaba en funcionamiento”, dice.
Otro indicio viene por las “poquísimas” sepulturas de la época de la ‘Mona Lisa’. “No había muchas mujeres laicas que tuvieran una relación tan estrecha con el convento para que pudieran ser enterradas allí”.
Si los resultados de las pruebas del carbono 14 muestran que los huesos pertenecen a una persona que vivió en el siglo XVI con una probabilidad significativa de que hubiera fallecido entre los años 30 y 50 de aquella centuria, para el investigador italiano hay pocas dudas de que se trata de la Gioconda. “En ese caso podré decir que tenemos una posibilidad alta de haberla encontrado”, asegura.
Por desgracia, no es posible confrontar los datos de ADN de los huesos del convento de Santa Úrsula con los de los hijos de Gherardini, sepultados junto a su padre en la capilla de los Mártires de la Basílica de la Santísima Anunciación, situada en el centro de Florencia. Una crecida del río Arno provocó la inundación de las tumbas y dejó los restos inutilizables para esta prueba científica.