
Estados Unidos pondrá fin a la suspensión de los ejercicios militares aliados en la península coreana, una decisión que había sido tomada como «gesto de buena voluntad» después del encuentro entre Donald Trump y Kim Jong Un, anunció el martes el Pentágono.
«Dimos el paso de suspender varios de los ejercicios militares como una medida de buena voluntad», dijo el secretario de Defensa, Jim Mattis, a periodistas. «No tenemos planes de suspender ninguno más».
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Mattis, sin embargo, no dijo que las maniobras, que en el pasado han enfadado a Pyongyang, se fueran a retomar pronto.
«Vamos a ver cómo van las negociaciones y entonces calcularemos el futuro, cómo avanzamos», subrayó Mattis.
Estados Unidos suspendió algunos ejercicios militares que realizaba con Corea del Sur en junio, después de la cumbre entre Trump y Kim en Singapur, incluidos los «Ulchi Freedom Guardian» previstos para agosto, en los que tenían que participar cerca de 17.500 militares estadounidenses.
Trump definió en junio estos ejercicios como «juegos de guerra» y «provocadores», un término usado por Corea del Norte.
Mattis divagó cuando fue consultado sobre si retomar estos ejercicios no podría ser considerado una provocación.
«Incluso contestando a una pregunta de esa manera podría influir en las negociaciones. Dejemos a las negociaciones, dejemos a los diplomáticos avanzar. Todos sabemos la gravedad del asunto que estamos tratando», afirmó.
Corea del Norte todavía es «una amenaza grave e inminente», según Japón
Corea del Norte sigue representando «una amenaza grave e inminente», consideró este martes en su informe anual el ministerio japonés de Defensa, pese a los progresos diplomáticos de los últimos meses.
El año pasado, este libro blanco fue publicado en un momento de fuertes tensiones con Pyongyang, por los disparos de misiles y ensayos nucleares. El presidente estadounidense, Donald Trump, prometió entonces desatar «fuego y furia» contra Corea del Norte.
Pero los Juegos Olímpicos de invierno organizados en Corea del Sur facilitaron un acercamiento espectacular que culminó con una cumbre histórica, el 12 de junio en Singapur, entre Trump y el dirigente norcoreano, Kim Jong Un.
Sin embargo, Tokio mantiene una posición inflexible: «no hay cambios en nuestra conclusión de la amenaza planteada por las armas nucleares y los misiles norcoreanos», insiste el informe.
Esta amenaza, que sigue siendo «sin precedentes», según el ministerio, «perjudica considerablemente a la paz y la seguridad de la región y de la comunidad internacional», según el documento.
El ministro de Defensa, Itsunori Onodera, tiene en cuenta el «diálogo» establecido entre Corea del Norte y sus antiguos enemigos, pero subrayó que «no podemos ignorar el hecho de que, todavía hoy, Pyongyang posee varios cientos de misiles que ponen a casi todo el conjunto del territorio japonés a su alcance».
En respuesta, el gobierno nipón refuerza sus capacidades de defensa con regularidad. A finales de julio, anunció una inversión de 4.200 millones de dólares en los próximos 30 años para instalar y explotar el dispositivo terrestre estadounidense de intercepción de misiles, destinado a repeler un eventual ataque norcoreano.
Además, Japón reafirmó también sus «vivas preocupaciones» respecto a las ambiciones militares y navales de China. Pekín «intenta modificar el statu quo a la fuerza» en la región, según el gobierno nipón.
La portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores chino, Hua Chunying, rechazó los señalamiento de Japón al considerar que se trata de «acusaciones infundadas» e «irresponsables».
«Esperamos que los japoneses no usen todo tipo de excusas para aumentar sus fuerzas militares, sino que miren hacia el panorama más amplio de una relación estable con China», dijo.
China, alegando estar presente en el Mar de China Meridional desde hace más tiempo, reivindica numerosas islas y arrecifes de la zona, frente a las pretensiones de otros países vecinos (Vietnam, Filipinas, Malasia, Brunéi) e instalando armamento en islotes que controla.
Por otro lado, en el Mar de China Oriental, Pekín le disputa a Japón las islas Diaoyu, administradas por Tokio bajo el nombre de Senkaku. AFP