
Una juez estadounidense recibió amenazas de muertes tras otorgar libertad bajo fianza a los cinco sospechosos de tener secuestrados a niños en un ruinoso campamento en Nuevo México y entrenar, al menos a uno de ellos, a disparar armas de fuego.
La jueza Sarah Backus explicó que su decisión -que benefició a los tres hombres y dos mujeres detenidos- respondió a que la fiscalía no presentó evidencia clara y convincente de que eran una amenaza.
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La medida está vinculada a reformas adoptadas por el estado de Nuevo México hace dos años en relación a fianzas.
Pero sorprendió a muchos en la comunidad, que respondieron con amenazas de muerte y un aluvión de mensajes abusivos en redes sociales.
«Una persona llamó y dijo que deseaba que alguien viniera y aplastara la cabeza de la jueza», dijo Barry Massey, un portavoz de la corte. Otro dijo que «deseaba que le cortaran la garganta».
La corte de Taos County cerró el martes como resultado de estas amenazas.
La fiscalía dijo que los sospechosos habían entrenado al menos a uno de los niños a disparar armas de fuego con miras a futuros tiroteos en escuelas.
La policía allanó el campamento el 3 de agosto y encontró basura, cauchos, escombros, tablas de maderas con clavos y vidrios. Además no había agua corriente, los niños -de entre 1 y 15 años- estaban vestidos con harapos y mostraban señales de no haber comido en varios días.
El operativo formó parte de una investigación por la desaparición de un niño con discapacidad, hijo de uno de los sospechosos, Siraj Ibn Wahhaj.
El cuerpo de un niño, que se cree es del chico perdido, fue hallado luego en el campamento, enterrado bajo basura.
Las autoridades indicaron que el allanamiento se realizó luego que encontraran una publicación online de una de las mujeres, advirtiendo que el grupo estaba muriendo de hambre.
Los cinco sospechosos fueron imputados por abuso infantil. AFP