Desde hace tiempo, casi a escondidas, se ha intercambiado información que habla de la verdad de lo que se conoce como «La matanza de Tlatelolco», ocurrida un 2 de octubre y explotada como un hecho de represión por parte del entonces presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz y en perjuicio de miles de estudiantes.
Hoy, liego de 55 años de la tragedia, ya el secreto se ha roto y quienes conocen la verdad de aquel 2 de octubre de 1968, la exponen a un pueblo que no sabe sino lo que se le ha permitido saber.
Me tomo el atrevimiento de transcribir la verdad a ojos de un hijo que ha utilizado sus redes sociales, para compartir la historia de su padre, un estudiante involucrado en la política estudiantil de aquellos días.
Su nombre: Luis Pazos Pardes y la historia, esta historia, no se escribe sola:
«Mi padre era líder estudiantil durante el 68 (Presidente de la Sociedad de Alumnos de la Libre de Derecho). Unos días antes de la matanza, un amigo cercano a él que andaba metido en el Comité Nacional de Huelga le recomendó «ni asomarse a la manifestación de Tlatelolco» porque «se iba a poner feo». Es común acusar de la trágica matanza exclusivamente al gobierno represor de Diaz Ordaz, pero pocos se atreven a hablar de los grupos extremistas Marxistas-Trostkistas infiltrados en los grupos estudiantiles que diseñaron, alentaron y propiciaron la tragedia. Los movimientos Marxistas son especialistas en crear víctimas para luego agarrarlos de banderas durante décadas. El Comité Nacional de Huelga estaba conformado casi en su totalidad por miembros del Partido Comunista y su finalidad era desestabilizar al Gobierno de GDA de frente a las Olimpiadas, a toda costa. Hay pruebas documentadas que los disparos comenzaron desde las azoteas, abatiendo a soldados y estudiantes por igual- existen fotos de los soldados disparando inicialmente hacia arriba, buscando francotiradores- no hacia los estudiantes. Los disparos comenzaron convenientemente cuando los oradores y lideres principales del movimiento ya se habían retirado. Uno de los primeros en caer herido fue el General Hernández Toledo, quien iba al mando de los soldados. Otros soldados también fueron heridos. Ningún líder importante del movimiento ni del Consejo Nacional de Huelga murió, por cierto- solo estudiantes «comunes y corrientes»… Hoy recuerdo a todos esos estudiantes inocentes que murieron asesinados porque un grupo de Marxistas decidió usarlos como carne de cañón provocando un enfrentamiento con un ejército represor, para darle gasolina a su movimiento político. Si Diaz Ordaz está en el infierno, esos miserables merecen estar en los círculos debajo del suyo».