El coronavirus llegó más tarde a Latinoamérica que al resto del mundo pero su irrupción dio pie en las últimas horas a medidas drásticas como la cuarentena obligatoria para viajeros dictada por Argentina, Colombia, Chile y Perú, o el cierre de escuelas en Panamá.
El primer enfermo conocido de covid-19 en Latinoamérica apareció en Brasil el 26 de febrero, de un hombre que había llegado de Italia.
Desde entonces, el coronavirus se ha manifestado en 11 países, murieron dos personas -en Argentina y Panamá-, y se cuentan más de 180 casos, siendo Brasil el país más afectado con 52 pacientes, seguido de Chile con 23 (todos importados).
Las cifras aún están lejos de los más de 800 muertos y 12.000 infectados de Italia, o los más de 2.000 contagiados de España, pero varios gobiernos latinoamericanos tomaron nota de las medidas draconianas adoptadas en el mundo y optaron por la contundencia.
El gobierno colombiano anunció este miércoles «el aislamiento preventivo» -en palabras del presidente Iván Duque- por 14 días de quienes lleguen de China, España, Francia e Italia.
La medida se toma cinco días después de la aparición del primer caso en Colombia, que totaliza nueve, entre ellos el de una viajera de 19 años que llegó a Bogotá desde Milán.
Argentina subió la apuesta al sumar entre los países de procedencia a Estados Unidos, Alemania, Corea del Sur, Japón e Irán; y estudia prohibir la entrada de personas de Italia.
«Si no lo cumple, estará incurriendo en un delito», advirtió el presidente argentino, Alberto Fernández. También se suspendieron muchos eventos deportivos, entre ellos el Gran Premio de motociclismo que se disputaría en abril.
El Salvador y Guatemala, aún sin casos, cerraron sus fronteras a todos los extranjeros y a los europeos, coreanos e iraníes, respectivamente. Paraguay, Perú y Panamá optaron por suspender o retrasar el inicio de clases.
Son de esperar más medidas, teniendo en cuenta que el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, denunció este miércoles los «niveles alarmantes de propagación e inacción» en todo el mundo, antes de declarar el coronavirus como pandemia.
– Pocas camas de hospital por habitante –
Después de que el mundo presenciara en tiempo real la construcción de un megahospital en Wuhan, la ciudad china donde irrumpió el nuevo coronavirus, para albergar a cientos de pacientes, los principales temores respecto a la región apuntan a la capacidad de hacerle frente con una infraestructura sanitaria desigual y, en muchos casos, precaria e insuficiente.
En América Latina el sector público sólo gasta en promedio 3,7% del PIB en salud, frente al promedio de los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) de 6,6%, apunta Lígia Bahia, profesora asociada del Instituto de Estudios de Salud Colectiva de la Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ), en un reciente artículo en Americas Quarterly.
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Según los últimos datos disponibles de la OMS, de Latinoamérica sólo Cuba (5,2), Argentina (5) y Uruguay (2,8) superan el promedio mundial de camas hospitalarias, de 2,7 cada 1.000 habitantes, de acuerdo con el Banco Mundial. La precariedad aumenta hasta llegar al 0,8 en Venezuela o el 0,6 en Guatemala.
La Organización Panamericana de la Salud anunció el envío a partir de esta semana de misiones de apoyo a países de la región que «conllevan un mayor riesgo», entre ellos Haití y Venezuela. El listado incluye además a Surinam, Guyana, Nicaragua, Honduras, Guatemala, Bolivia y Paraguay, así como las islas del Caribe oriental.
En Venezuela, sumida en una profunda crisis económica y social y que hasta ahora no ha reportado ningún caso de covid-19, el 53% de los hospitales no tiene tapabocas, el 90% no tiene protocolo de acción para pacientes con enfermedades de transmisión respiratoria y ninguno tiene zona de aislamiento, según la ONG Médicos por la Salud.
Según la encuesta nacional de hospitales (ENH) de 2019, que realiza la ONG, un 70% de los hospitales de Venezuela reportó intermitencia en el suministro de agua y solo el 9% cuenta con suministro de agua continuo.
«Si no hay agua no te puedes lavar las manos, que es la herramienta básica más importante, más universal de control de coronavirus en infecciones respiratorias», dijo a periodistas el infectólogo Julio Castro, director de la ONG.
– El calor, ¿freno a la expansión? –
Brasil, con sus 209 millones de habitantes, se mantiene cauto con las restricciones. Su presidente, Jair Bolsonaro, ha minimizado el riesgo y dijo que se está «sobredimensionando el poder destructor» del virus.
David Uip, infectólogo y coordinador del centro de contingencia para el coronavirus en Sao Paulo, cuestiona la eficiencia de las cuarentenas o el cierre de escuelas.
«No tengo ninguna duda de que va a aumentar el número de países y el número de casos, para mí es una pandemia desde hace tiempo», dijo en una entrevista con AFP horas antes de que la OMS catalogara así la situación.
Y aunque el virus SARS-CoV-2 aparece como sensible al calor, su comportamiento en zonas cálidas es algo que aún está por confirmarse, advierte Uip.
«Estamos esperando ver cómo el virus se comporta en un clima tropical. Teóricamente le gusta el frío y la aglomeración, pero vamos a ver cómo se porta en Sao Paulo, que es como un país intercontinental con varios climas en un mismo día», dijo en relación a la megaurbe de 12 millones de habitantes.
Buena parte de los países de la región disfrutan de clima cálido con pocos cambios, mientras los que están más al sur se adentran en la temporada invernal, lo que podría atizar la crisis. La Tribuna de Honduras