Mientras las ventas de teléfonos inteligentes se estancan en los mercados tradicionales, el sector sigue creciendo vigorosamente en Latinoamérica, una tendencia que debería mantenerse en los próximos años pese a la ralentización económica, apuntan los analistas.
«Muy poca gente habla de América Latina pero si miras lo crecimientos del mercado son vertiginosos. Está habiendo un proceso de digitalización muy importante en la región», afirmó a la AFP Ángel García Zaballos, especialista en telecomunicaciones del Banco Interamericano de Desarrollo.
Las cifras lo corroboran. Según el consorcio global de operadores de telecomunicaciones GSMA, las conexiones móviles con red 4G aumentaron en la región un 121% en el último año, pasando de 51 millones en 2015 a 113 millones en 2016.
Y entre 2010 y 2016, el número de teléfonos inteligentes en la región pasó de 27 millones a 372, suponiendo en la actualidad un 54% de los celulares en circulación.
«Ha habido un impresionante crecimiento en la penetración de teléfonos inteligentes», señaló el director para Latinoamérica de GSMA, Sebastián Cabello, en una rueda de prensa en el Congreso Mundial del Móvil (MWC) en Barcelona.
Las ventas, lejos de estancarse como ocurre en mercados más desarrollados como Europa, Estados Unidos, Japón o Corea del Sur, deben seguir al alza hasta alcanzar los 551 millones de teléfonos inteligentes en 2020, según el consorcio.
Esto también conllevará un crecimiento de los mercados paralelos como las aplicaciones, los pagos móviles o los servicios de dinero móvil. La consultoría IHS Technology calcula que el crecimiento de estos servicios será del 23% anual hasta 2020 en la región, muy por encima del 8% estimado mundialmente.
«Hay un espacio de crecimiento muy significativo (…) Si las cosas se hacen bien y no se enfría el dinamismo del mercado, América Latina podría ser hacia 2020 el segundo mayor mercado en número de personas conectadas», auguró Pablo Bello, director ejecutivo de la Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones (ASIET).
– Desigualdad digital –
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Pero las relucientes cifras esconden un cúmulo de desafíos por superar. En primer lugar, la mejora de las infraestructuras de red móvil que en muchos casos no han sido paralelas al aumento de usuarios con lo que existen riesgos de saturación.
«El tráfico de datos crece exponencialmente, va en cohete, pero el espectro de frecuencias radioeléctrica (por dónde circulan los datos móviles, ndlr) llega con carreta», lamentó Cabello.
Si bien es cierto que un 90% de la población regional dispone de cobertura 3G, sólo un 69% puede acceder a la conexión de última generación 4G, más de veinte puntos por debajo de los países más adelantados.
Y sobre todo queda por paliar la brecha digital de la región. Mientras en países como Uruguay, Argentina o Chile el número de personas suscritas al internet móvil supera el 90%, en Centroamérica apenas se rebasa el 50%, según los datos del GSMA.
«La región es súper heterogénea», subrayó Antonio García. Según él, existen todavía tres brechas digitales: entre el continente y los países más desarrollados, entre los mismos países latinoamericanos y entre la población urbana y la población rural.
«En las zonas rurales, la población tiene una conexión mala, de baja calidad, cara en términos de asequibilidad y que no saben cómo utilizar», afirmó García Zaballos.
Según Pablo Bello, la alfabetización digital de la población debe jugar también un papel muy relevante en el futuro de la región para «usar esa conectividad de manera productiva» y no con fines de entretenimiento como se emplea mayoritariamente actualmente.
«Nos estamos jugando el futuro económico. América Latina no se industrializó y seguramente ya no lo hará. Las tecnologías de la información serán claves en la confección del futuro y por eso es indispensable cerrar la brecha digital», afirmó. AFP