California se encuentra en un limbo jurídico 20 años después de haber aprobado el uso de la cannabis con fines medicinales y el cultivo de la planta. Por ello las leyes federales lo tipifican como delito, mientras el estado y sus 58 condados autorizan esta actividad.
Tan solo en 2012, el Federal Bureau of Investigation (FBI) indicó en su reporte anual del crimen que 750 mil personas fueron arrestadas por violaciones a la ley de marihuana; de éstas, 42 por ciento fueron por posesión de cannabis.
La situación afecta también a los granjeros que viven en el Triángulo Esmeralda (ubicado al norte del estado en los condados de Humboldt, Trinity y Mendocino), pues en caso de ser detenidos pueden recibir sentencias de hasta 20 años de prisión, con multas adicionales de 10 millones de dólares por los delitos de fabricación, posesión y distribución de marihuana.
En un intento por resolver esta contradicción, las partes involucradas promueven desde diversos frentes modificaciones a la ley, pues aseguran haber comprendido que el debate sobre la marihuana va más lejos de permitir o no su consumo.
Por ejemplo, Marijuana Law and Policy es una organización no gubernamental que promueve en Washington la congruencia entre leyes locales, estatales y nacionales, pero también estudia la situación de otros países que ya legislaron en el tema o de aquellos que, como México, analizan sus alternativas.
Amanda Reiman encabeza esa organización y sabe de lo que habla como psicóloga, trabajadora social y conferencista; se basa en los estudios que realizó dentro de dispensarios de cannabis y las pláticas que ha impartido en instituciones de salud.
“Trabajamos para legalizar la marihuana a escalas nacional e internacional, creemos que ya es tiempo de terminar con su prohibición. El Triángulo Esmeralda es una región con larga tradición sobre el cultivo de cannabis, incluso cuando estaba prohibida.
“He visitado el lugar y las granjas que conozco son como las de cualquier agricultor que tiene la responsabilidad de honrar su tierra y a sus consumidores”, dice.
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Michael Steinmetz dirige Flow Kana, una joven empresa que trabaja dentro del mercado legal en la venta de marihuana orgánica. En California, calcula, hay un promedio de 53 mil granjeros y estima que 80 por ciento se estableció en este Triángulo, que es considerado, a escala mundial, como una de las zonas productoras más importantes. “De aquí sale 80 por ciento de la cannabis que se consume en Estados Unidos”, afirma.
Los proveedores de su empresa pertenecen al colectivo “Mendocino Medicinals”, que cultiva la hierba sin químicos; son en total 12 granjas ecológicas que se agruparon desde 2012 y entre ellas se encuentra HappyDay Farms.
“La cannabis que se siembra y distribuye en el mercado negro utiliza pesticidas para que crezca más rápido y sea lo menos costoso posible. Tales sustancias causan reacciones diversas en la gente, ansiedad, paranoia, sueño”, platica Steinmetz a Milenio en su oficina en San Francisco.
Por eso el plus de la empresa es informar a cada cliente quién es el granjero que elaboró el producto que requiere y cómo lo elaboró, para así fomentar la transparencia entre consumidor y cultivador.
En las reuniones iniciales que Flow Kana sostuvo con granjeros del Triángulo Esmeralda apenas acudieron 10; verse frecuentemente generó confianza en otros más, por lo que en últimas ocasiones han llegado a asistir un promedio de 200.
“Constatamos que aquí los farmers viven dispersos, disgregados, escondidos, con pánico y temor de que llegue la policía. Pero si logramos cambiar la legislación federal, la cannabis puede amarrar todo un ecosistema de granjas que hoy no puede competir contra las grandes corporaciones a pesar de que su producto es más fino y artesanal, cultivado ciento por ciento bajo el sol”.
Desde su perspectiva, Amanda Reiman considera que el principal error del gobierno estadunidense es doble, porque prohíbe la marihuana y al mismo tiempo no acepta sus beneficios médicos. “No hay mucha investigación al respecto y la investigación que el gobierno federal quiere ver para cambiar de opinión pues no se puede hacer, debido a lo restringido que es esto. Además tenemos en contra las creencias muy antiguas de que la marihuana afecta a la gente”.
Por eso, subraya, los políticos conservadores del aquel país no apoyan los cambios de ley a nivel federal, o bien consideran que el gobierno no debe involucrarse en el tema. Paradójicamente, señala, los liberales no pueden concretar este cambio por sí solos.