
En una de las líneas del frente, dentro de la futura «zona desmilitarizada» prevista en la provincia de Idlib y las áreas circundantes, las armas pesadas de los rebeldes fueron evacuadas en virtud del acuerdo ruso-turco, pero los insurgentes siguen movilizados.
Escondidos en túneles o detrás de fortificaciones, observan con atención el movimiento de las fuerzas enemigas del régimen posicionadas a algunos kilómetros, mientras el silencio impera desde el anuncio a mediados de septiembre de un acuerdo entre Ankara y Moscú.
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Un responsable del Frente Nacional de Liberación (FNL), una coalición de grupos rebeldes apoyada por Ankara, hace ronda entre los combatientes dispersos en diferentes posiciones, incluida la estratégica colina de Al Eiss, en el suroeste de la provincia de Alepo, adyacente a Idlib.
El acuerdo alcanzado entre Rusia y Turquía en Sochi, desvelado el 17 de septiembre, prevé la creación de una zona tapón de entre 15 y 20 km de ancho en Idlib y en algunas zonas de las provincias vecinas de Lataquia, Hama y Alepo.
En virtud del mismo, todos los grupos insurgentes deben haber retirado sus armas pesadas antes del 10 de octubre, y los yihadistas tienen que abandonar el lugar antes de mediados de octubre, según lo pactado.
El acuerdo permitió descartar la inminente ofensiva del régimen contra lo que representa el último bastión rebelde en Siria, pero pocas facciones respondieron al llamado, especialmente los grupos yihadistas que controlan dos tercios de la futura «zona desmilitarizada».
El FNL anunció el sábado que había comenzado a retirar una parte de su arsenal militar, y este lunes la agencia estatal turca Anadolu aseguró que el retiro había concluido.
Pero la movilización de los combatientes y su determinación a responder a cualquier posible ataque del régimen se mantienen intactas, aseguró un jefe militar del FNL.
«La retirada de armas pesadas no tendrá ningún impacto en las líneas de contacto. […] Continuaremos los trabajos de fortificaciones […] y las instrucciones son mantenerse aquí. No retrocederemos», afirmó a la AFP Abu Walid.
– «Medida temporal» –
A unos metros de él, un combatiente de la coalición blandiendo una kalashnikov toma posición en una trinchera mientras que, no muy lejos, otros compañeros de armas se ubican tras unas fortificaciones que dominan la localidad clave de Al Hader y su planicie, controladas por las fuerzas leales al régimen de Bashar al Asad.
Esta zona también está cerca de las posiciones de los yihadistas. A sólo cinco kilómetros de Al Hader se encuentra Al Eis, controlada por Hayat Tahrir al Sham, el principal grupo yihadista de Idlib y sus alrededores.
Las facciones rebeldes, que temen que el acuerdo ruso-turco sea un preludio del regreso del régimen a la región, se apoyan en la presencia turca en la zona.
Ankara, que debe vigilar la futura zona «desmilitarizada» en virtud del acuerdo con Moscú, posee varios puntos de observación en el lugar, y en las últimas semanas envió diversos convoyes con soldados y equipos militares.
«El despliegue de fuerzas turcas al nivel de estos puestos […] se amplía cada día», celebra Abu Walid, quien da cuenta de la llegada de «tanques y otras armas pesadas» del ejército turco.
El presidente sirio, Bashar al Asad, calificó el domingo de «medida temporal» el acuerdo ruso-turco, y aseguró que la futura «zona desmilitarizada» «regresará» a medio plazo a manos del régimen.
«Esa provincia y otros territorios que siguen controlados por terroristas volverán al Estado sirio», aseguró, agrupando con el término «terroristas» tanto a rebeldes como a yihadistas.
Damasco, que cuenta con el apoyo de Rusia, ha encadenado en los últimos meses victorias militares frente a rebeldes y yihadistas y ya controla dos tercios del territorio sirio. AFP