
El mariscal Jalifa Haftar continúa su ofensiva para tomar el control de Trípoli a pesar de los llamados internacionales al cese de las hostilidades que han causado decenas de muertos desde el jueves.
La Organización de Naciones Unidas informó que miles de personas huían de la ciudad capital ante el asalto sorpresa de Haftar, que ha dejado decenas de muertos.
El presidente francés, Emmanuel Macron, hizo una llamada telefónica al jefe del Gobierno de Unidad Nacional (GNA), Fayez al Sarraj, para expresarle su «rechazo total» a la ofensiva de Haftar contra Trípoli, según indicó un comunicado del servicio de prensa al Sarraj.
El palacio presidencial en París confirmó esta llamada sin dar detalles sobre el contenido.
Según el comunicado del GNA, gobierno reconocido por la ONU y la comunidad internacional, «el presidente francés declaró su total rechazo a la ofensiva contra la capital y que se pusiera en peligro la vida de civiles, y (subrayó) la necesidad de detener este ataque».
Haftar continúa su ofensiva para tomar el control de Trípoli a pesar de los llamados internacionales al cese de las hostilidades que han causado ya decenas de muertos desde el jueves.
Entretanto debieron suspenderse los vuelos del único aeropuerto que funciona en Trípoli, luego que una de sus pistas fue blanco de un bombardeo por un avión no identificado.
El enviado de la ONU a Libia, Ghassan Salamé, condenó el bombardeo del aeropuerto.
Salamé «condena el ataque aéreo perpetrado hoy por un avión del ENL contra el aeropuerto Mitiga, el único operativo en la capital que se utiliza con fines civiles», denunció su oficina en un comunicado.
A pesar del temor a una guerra generalizada en este país petrolero, inmerso en el caos desde la caída de Muamar Gadafi en 2011, las grandes potencias fueron incapaces de ponerse de acuerdo en la ONU sobre una declaración pidiendo a las fuerzas de Jaftar poner fin a la ofensiva contra la capital libia.
La declaración, examinada el domingo por el Consejo de Seguridad, tenía entre otros el apoyo de Estados Unidos pero fue bloqueada por Rusia, que quiere que haya un llamamiento «a todas las partes» para evitar «un baño se sangre».
– UE exige a Haftar fin de la ofensiva –
A su turno la Unión Europea (UE) llamó el lunes a Haftar a detener su ofensiva. «Llamé muy firmemente a todos los dirigentes libios y, especialmente a Haftar, a detener todas las operaciones militares y volver a la mesa de negociaciones bajo los auspicios de la ONU», dijo la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini.
«Debemos evitar una escalada militar que pueda conducir a una guerra civil», insistió Mogherini tras una reunión de cancilleres en Luxemburgo.
El mariscal Haftar y su Ejército Nacional Libio (ENL) tiene el apoyo político de una autoridad con sede en el este el país. Además de las regiones orientales, sus fuerzas extendieron su control al sur de Libia y apuntan ahora al oeste, donde está situada la capital, Trípoli y el GNA, apoyado además por milicias del oeste.
Estas fuerzas prometieron el domingo una contraofensiva, llamada «Volcán de cólera» para «limpiar todas las ciudades libias de agresores».
Según un nuevo balance del ministerio de Sanidad del GNA, al menos 35 personas murieron y unas 40 resultaron heridas desde que empezó la ofensiva de Haftar, el jueves. Entre las víctimas hay civiles, según esta fuente.
Las fuerzas pro-Haftar indicaron por su parte el sábado que 14 de sus combatientes murieron.
La agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) expresó su «preocupación» e indicó que más de 2.800 personas ya tuvieron que ser desplazadas por los combates.
– Llamamientos ignorados –
La misión de la ONU en Libia (Manul) hizo el domingo un «llamamiento urgente» para una tregua de dos horas en el sur de Trípoli para permitir la evacuación de heridos y civiles.
Pero los dos campos rivales lo ignoraron y los servicios de socorro libios confirmaron a la AFP que no habían podido entrar en la zona de enfrentamientos.
A pesar de la violencia a las puertas de la capital, los habitantes seguían este lunes con sus ocupaciones, con los atascos y las largas colas en bancos o gasolineras habituales.
Los servicios de la administración funcionaban y las escuelas y los comercios estaban abiertos, indicaron periodistas de la AFP.
Libia, un país rico en petróleo, está sumido en el caos por múltiples conflictos internos desde la caída de Muamar Gadafi en 2011. AFP