Un total de 152 reclusos se fugaron de una cárcel del estado brasileño de Sao Paulo durante un motín en el que no se registraron muertes, según fuentes oficiales que destacaron que 90 de los presos fugados han sido ya capturados.
El suceso ocurrió hoy durante una inspección rutinaria en el Instituto Penal Agrícola de Bauru, en el interior de Sao Paulo, cuando un agente penitenciario vio a un preso que estaba comunicándose por medio de un celular, según informó la Secretaría de Administración Penitenciaria (SEAP) de Sao Paulo.
El SEAP señaló que el grupo de intervención rápida intervino para asegurar la unidad, donde “no hubo rehenes”, mientras que la policía militar actúa en la captura de los reclusos fugados y ha logrado detener a 90 internos.
“Todos los presos envueltos en este episodio y los capturados reingresaran a prisión en régimen cerrado”, agregó el comunicado.
Los presos se amotinaron para protestar contra la “rígida disciplina” del presidio, que tiene superpoblación carcelaria, según denunció el presidente del Sindicato de los Agentes de Seguridad Penitenciaria (Sindasp), Daniel Grandolfo.
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El sistema penitenciario de Brasil atraviesa una profunda crisis que se agravó el primer día del año, cuando 56 reclusos fueron brutalmente asesinados en una cárcel de la ciudad amazónica de Manaos por un enfrentamiento entre clanes rivales.
La lucha de poder entre grupos criminales se ha extendido a otras prisiones del país y en lo que va de año más de 130 presos han muerto.
En Natal, en el noreste de Brasil, los reclusos mantienen el control de la prisión de Alcaçuz desde hace 11 días y al menos 26 personas han sido asesinadas, la mayoría de ellas de la facción Sindicato do Crime do Río Grande do Norte (SDC), por órdenes del PCC.
La policía entró el pasado fin de semana para construir una barrera de contenedores con el fin de separar los clanes, que llegaron a protagonizar una batalla campal, y este martes volvió a ocupar el complejo penitenciario para realizar inspecciones. EFE