La crisis económica y la histórica emigración que vive Puerto Rico han agravado la situación que sufren decenas de ancianos en la isla, quienes viven en hospitales abandonados por familiares incapaces de hacerse a cargo de ellos.
Según explicó hoy a Efe Charissa Crispín, jefa de la secretaría auxiliar de la Administración de Servicios de Personas de Edad Avanzada y Adultos con Impedimentos del Departamento de la Familia, al final del pasado año fiscal (que acabó el 30 de junio), más de un centenar de ancianos quedaron desamparados en diversos centros de salud de la isla.
Crispín explicó que estas personas mayores de 60 años «habitan» en los hospitales, donde muchas veces llegan solos después de vivir en condiciones infrahumanas o incluso deambulando por las calles. En otras ocasiones, algún conocido los deja allí por problemas médicos y luego ningún familiar los recoge.
«Es indignante. Los valores familiares se están perdiendo y la situación se agrava cada vez más», lamentó Crispín, quien dijo que el Departamento de la Familia desembolsa 3.5 millones de dólares mensuales para hacerse cargo de ese grupo y reubicarlos en residencias de ancianos.
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Esta responsabilidad gubernamental va acorde con la Ley 121, que reconoce la responsabilidad del Gobierno de proveer, hasta donde sus medios y recursos lo hagan factible, las condiciones adecuadas que promuevan en las personas de avanzada edad el goce de una vida plena y el disfrute de sus derechos naturales humanos y legales.
La problemática, igualmente, ha llegado a que el Gobierno someta casos judiciales contra familiares de los ancianos, obligándolos a que se responsabilicen de los mayores, pues el Departamento de la Familia solo se hace cargo «del físico» del afectado.
«La realidad es que Puerto Rico es un país envejecido y en ese sentido no hemos planificado nuestra vejez y a veces vivimos sin reconocer que vamos a envejecer. A ello se suma la situación fiscal, que es bien crítica», aseguró Crispín.
La mayoría de estos ancianos, indicó, «sobreviven económicamente» mes a mes con su pensión del Seguro Social, con el dinero que han guardado de su retiro profesional o con los ingresos que reciben del Programa de Asistencia Nutricional (PAN).
Según Crispín, el 64 % de la población en Puerto Rico que recibe ayuda del PAN es de edad avanzada. Este programa provee tan sólo entre 118 y 138 dólares mensuales, según sus datos, lo que representan una cantidad «bastante escasa» para sobrevivir.
En ese sentido, apuntó que el costo de un hogar de cuidado de ancianos puede fluctuar mensualmente entre los mil 200 y mil 800 dólares en la isla, a lo que hay que sumar los gastos en medicamentos y la compra de pañales y demás materiales necesarios para cuidarse y mantener unas condiciones de vida dignas.
«Costear ese sumario es muy oneroso», reconoció Crispín, quien recordó que hace diez o quince años los familiares de los ancianos tendían a dividirse las responsabilidades de atender a sus padres, pero debido a los problemas económicos y sociales que ha tenido la isla, en recesión desde hace más de una década, miles de puertorriqueños han emigrado a EU y muchos otros simplemente no tienen recursos para atender a sus mayores.