El río Bravo está muerto en Ciudad Juárez.
El afluente está seco en un tramo de unos 50 kilómetros, ya que desde 1999 Estados Unidos y México acordaron derivar el agua para regar cultivos a través de cauces alternos, por el Canal Americano y la Acequia Madre, respectivamente.
“En Ciudad Juárez el río Bravo siempre estará seco, excepto si hay lluvias muy fuertes”, explicó José de Jesús Luévano, secretario de la Comisión Internacional de Límites y Aguas entre México y Estados Unidos (CILA).
El agua llega al río Bravo desde las presas El Elefante y El Caballo, en Nuevo México, y por un acuerdo de la Convención de 1906 está destinada a los agricultores de ambos lados de la frontera.
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Estados Unidos toma el agua en la Presa Americana, ubicada en el límite entre Texas, Nuevo México y Chihuahua, donde inicia la frontera fluvial entre los dos países; mientras que México la canaliza desde la Presa Internacional, ubicada en la glorieta del Bulevar Bernardo Norzagaray y Arroyo de las Víboras, para llevarla hasta el Valle de Juárez.
Peces, tortugas y aves han desaparecido en este tramo seco, sólo se ven en el municipio de Guadalupe, donde comienzan los retornos agrícolas, que hacen que el río lleve agua, aunque mínima.
“Es una política que no es sana para el río, porque nos olvidamos de que el río es un usuario también de su propia agua”, dijo Luévano.