La primera ministra británica, Theresa May, clausuró este miércoles el primer congreso del partido Conservador tras el Brexit, cuyas propuestas antiinmigración provocaron reacciones encendidas en el Reino Unido.
«Tras 20 años contribuyendo a este gran país y ser distinguida con una la Orden del Imperio Británico, ¿cuánto tiempo pasará hasta que me hagan coser una estrella en la ropa?», se preguntó la bailarina española Tamara Rojo, directora artística del English National Ballet, recordando la estrella amarilla que los nazis hacían portar a los judíos.
En su discurso de clausura en el congreso de Birmingham, en el centro de Inglaterra, May dijo que quería garantizar a las empresas «una máxima libertad de comercio y de funcionamiento en el mercado único» europeo, pero que el país no votó a favor de salir de la UE para «abandonar de nuevo el control de la inmigración».
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May dijo que el Brexit fue una «revolución», un voto a favor «no sólo de cambiar la relación con la UE, sino también para pedir un cambio en el modo en que funciona este país, y la gente que se beneficia de ello. Para siempre».
Todos los líderes europeos y la Comisión Europea han reiterado en numerosas ocasiones que no se hará una excepción con el Reino Unido para acomodar ambas cosas, y que el mercado único es la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas.
«Si todos los países imponen condiciones a la libertad de movimiento a los otros países, estaremos en una situación muy difícil», aseguró la jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, en un discurso en Berlín.
Con la libra hundiéndose respecto a su cotización de hace tres décadas por la amenaza de una ruptura traumática con la UE, May presentó además un programa para ocupar «el centro» político, pero quedó eclipsado por el Brexit y las propuestas para reducir la llegada de inmigrantes.
Por ejemplo, sus ministros propusieron que las empresas británicas hagan público el número de extranjeros que emplean, como método de disuasión, limitar el número de estudiantes extranjeros, endureciendo las condiciones para recibir un visado, o ir sustituyendo a los médicos y enfermeras extranjeros por británicos.
Asimismo, afirmaron que los europeos instalados en el Reino Unido no deben asumir que podrán quedarse en el país, sino que dependerá de la reciprocidad que logren de la UE. AFP