México es uno de los países más peligrosos para los periodistas, y los pocos casos en los que los asesinos han ido a prisión no han ocasionado que disminuya tal violencia, dijo el martes un grupo defensor del periodismo.
Un reporte del Comité para la Protección de los Periodistas, con sede en Nueva York, señaló que «la impunidad endémica permite a los grupos criminales, los funcionarios corruptos y los cárteles de la droga silenciar a sus críticos» en México, donde, agregó, han sido asesinados más de 50 periodistas y trabajadores de medios de comunicación desde 2010.
Un caso mencionado en el documento fue el asesinato de Marcos Hernández Bautista perpetrado el 21 de enero de 2016, quien era reportero del periódico Noticias, Voz e Imagen del estado sureño de Oaxaca.
En marzo, una corte de Oaxaca condenó a un ex comandante de policía municipal por la muerte de Hernández y lo sentenció a 30 años de prisión. Pero el ex presidente municipal (alcalde), quien según el comandante ordenó el asesinato, no fue juzgado.
Días después de la condena, los periodistas estuvieron bajo fuego en varias partes del país, lo que convirtió a marzo en el mes más letal para la prensa en México en la memoria reciente.
El 2 de marzo, Cecilio Pineda Birto, un reportero independiente, fue asesinado en el estado de Guerrero, también en el sur del país.
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El columnista Ricardo Monlui fue asesinado el 19 de marzo en el estado de Veracruz, en la costa del Golfo de México.
Una reportera del periódico La Jornada, Miroslava Breach, fue asesinada a balazos el 23 de marzo afuera de su casa en el estado de Chihuahua, en el norte de la nación.
Julio Omar Gómez, guardaespaldas protector de un periodista amenazado, fue asesinado a balazos en la turística ciudad de San José del Cabo, en Baja California Sur. En el estado de Veracruz, Armando Arrieta Granados, editor de noticias del periódico La Opinión de Poza Rica, fue herido gravemente por arma de fuego a fines de marzo.
En abril, en La Paz, en la península de Baja California, Maximino Rodríguez, quien trabajaba para un portal de internet local llamado Colectivo Pericu, fue asesinado a balazos.
«Las condenas en los casos de asesinato de periodistas son inusuales, y cuando se dictan (…) con frecuencia se limitan al autor material, y las autoridades no logran determinar el motivo del crimen”, agrega el reporte.
“Al no determinar un vínculo claro con la actividad periodística ni proporcionar ningún motivo de los asesinatos, la mayoría de las investigaciones continúan rodeadas de opacidad”, dice el reporte. “Esta ausencia de rendición de cuentas perpetúa un clima de impunidad que deja a los periodistas en una situación de vulnerabilidad ante los ataques”. AP