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Ataques a la Guardia Civil, desembarcos de droga a plena luz del día… Los narcotraficantes que operan en el estrecho de Gibraltar, en el extremo meridional de España, se muestran cada vez más atrevidos y causan gran preocupación.
«La sensación de impunidad es total», denuncia Juan Franco, alcalde de La Línea de la Concepción (Cádiz), la localidad más golpeada por este fenómeno.
En este pueblo de 65.000 habitantes, fronterizo con el enclave británico de Gibraltar, se produjo el 16 de abril un incidente que fue la «gota que colmó el vaso», cuenta Raúl Zambrana, de la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC).
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Indignado, muestra un vídeo de los hechos en su teléfono móvil: hombres encapuchados desembarcan hachís en pleno mediodía en el puerto pesquero de La Línea, mientras en unas calles cercanas unas cien personas apedreaban a siete agentes que intentaban impedir el desembarco de dos ‘narcolanchas’.
«Han estado día a día, mes a mes y año tras año alijando droga y como la administración no ha hecho nada creen que es un derecho adquirido y una forma de vida», denuncia Zambrana.
Las lanchas cargadas de hachís marroquí «llegan a todas horas» a las playas de la zona, confirma un joven treintañero que trabaja en la localidad costera de Zahara de los Atunes y se niega a dar su nombre.
El operativo, explica, está muy bien rodado: «hay siempre una cuadrilla de hombres, unos para recibir los fardos de droga, otros para llevársela en coches, otros para guardarla…».
Una vez la droga en tierra, para llevarla hasta los escondites previstos los narcos, en su gran mayoría españoles de la zona, no dudan en enfrentarse a las fuerzas del orden.
«Utilizan tres coches: una lanzadera para avisar, otro que lleva la droga y un tercero para embestir» a los vehículos de la fuerza pública si fuera necesario, asegura a la AFP Paco Mena, presidente de la asociación Alternativas contra la Droga.
José Cobo, secretario de prensa de la AEGC, confirma esto y añade que los narcos también lanzan sus lanchas semirrígidas contra las patrulleras de la Guardia Civil en el mar.
Contra ellos «te puedes jugar el pellejo», abunda José Encinas, secretario provincial de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), que al igual que Zambrana y Cobo insiste en la «notable falta de medios» para la lucha antidroga.
«Sus lanchas pueden alcanzar 65 nudos náuticos de velocidad, y las nuestras 45 nudos la más rápida», dice Encinas.
– David contra Goliat –
«Es una guerra sin igual, como David contra Goliat», apunta Raúl Zambrana. Las dos asociaciones de guardias civiles citadas reclaman por ello al gobierno que despliegue al menos 200 agentes más para vigilar la zona.
En La Línea, por ejemplo, «la policía nacional dispone de seis vehículos, pero cinco estan en el taller», cuenta Juan Franco, quien asegura que las soluciones deben venir del Estado, porque su ayuntamiento está «completamente arruinado» y no tiene «las competencias ni los medios».
Y es que la situación geográfica y socioeconómica de la provincia de Cádiz, donde se encuentra La Línea, es explosiva.
Por un lado, es la puerta de entrada en Europa del hachís marroquí que luego continúa hasta Holanda. Según datos oficiales, en 2016 se decomisaron unas 150 toneladas de droga en la provincia, un 40% del total en el país.
Por otro lado, la comarca tiene el mayor nivel de desempleo de España, en torno al 35% de la población activa.
Se dan así «las circunstancias idóneas para que haya unas estructuras mafiosas completamente implantadas», explica Juan Franco, reconociendo que en barrios como La Atunara, donde se produjo el apedreo de agentes, «hay cierto temor» a la hora de denunciar.
«Mucha gente está dispuesta a arriesgar su vida» en este «negocio», donde en veinte minutos se pueden ganar 2.000 euros controlando un desembarco de droga, explica Paco Mena.
Además, algunos creen que «sale barato dedicarse a esto», porque «la condena es la misma para alguien que transporta 50 kilos o 3.000 kilos de hachís».
Precisamente este domingo, la policía anunció la detención de 30 miembros de ‘Los Castañas’, «la mayor organización dedicada al tráfico de hachís del Campo de Gibraltar», a la que incautaron una tonelada de hachís, 16 vehículos y tres lanchas, entre otras cosas.
El problema cuando se detiene a colaboradores de estas redes es que «en muchas ocasiones los capturan, pasan a disposición judicial, pagan la fianza y salen al día siguiente a lo sumo, con lo cual el efecto llamada es tremendo», denuncia Juan Franco.
Paco Mena plantea por ello que se necesita más presencia y medios policiales, penas más severas y un plan social ambicioso contra el desempleo, empezando por los barrios donde el paro juvenil alcanza al 80%. AFP