Decidido a adoptar una línea más dura con el régimen de Nicolás Maduro por la creciente represión política, especialmente contra opositores, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, declaró ayer por decreto que Venezuela es una «amenaza» para la seguridad nacional norteamericana y sancionó a siete funcionarios.
La medida agudizó las tensiones entre Washington y Caracas, que, en pleno deshielo con Cuba, pareció convertirse ayer en el principal enemigo de la Casa Blanca en la región.
Obama promulgó las sanciones por decreto, basado en una ley aprobada por el Congreso el año pasado. Para hacerlo, debió calificar la situación en Venezuela como «una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y la política exterior», sentencia inusualmente firme que fue vista como una tenaza política a Nicolás Maduro. «La orden no está dirigida al pueblo de Venezuela», aclaró Obama en una carta a John Boehner, líder republicano y presidente de la Cámara de Representantes.
Venezuela prometió una pronta respuesta y llamó a consultas a Caracas a su máximo representante en Estados Unidos.
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Las sanciones abrieron una nueva etapa en el tumultuoso vínculo entre Washington y Caracas, cargado de discordias en los últimos años. Los dos países no han intercambiado embajadores desde 2010. En el último tiempo, a la par del declive económico y social en Venezuela, Maduro acusó a Estados Unidos de impulsar un golpe de Estado, impuso de manera abrupta visas a los estadounidenses y le puso plazo a la Casa Blanca para sacar del país a la mayoría del personal de su embajada. Ayer, el gobierno de Maduro llamó a consultas a su encargado de negocios en Estados Unidos.
Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional y uno de los hombres fuertes del chavismo, fue más allá y dijo que este tipo de medidas las toma la Casa Blanca «cada vez que va a atacar a un pueblo».
«Se han esfumado las esperanzas con Caracas, entonces la Casa Blanca se convenció de que Estados Unidos tiene que presionar», evaluó a la nacion Juan Carlos Hidalgo, analista del Instituto Cato, un centro de estudios de Washington. «Mucha gente está convencida de que no se van a hacer las elecciones legislativas este año [en Venezuela]», agregó.