La destituida presidenta de Corea del Sur, Park Geun-Hye, es a partir de ahora la prisionera 503, que quedará recluida en una celda espartana, mientras la justicia decide si la inculpa por el caso de corrupción que condujo a su salida del cargo.
La exmandataria pasó su primera noche en prisión el viernes, tras ser ingresada a un centro de confinamiento de Seúl, después de que un tribunal del distrito central de la capital surcoreana emitiera una orden de arresto en su contra.
Allí se le tomó la foto de identidad de rigor y se le entregaron artículos de higiene, una comida y una manta, informaron los medios.
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Después de ser procesada como cualquier otra prisionera, a Park, de 65 años, se le asignó una celda individual de 10,6 metros cuadrados, ligeramente más amplia que la habitación corriente de 6,5 metros, informó la agencia Yonhap.
«Después de tomar una ducha, se puso el uniforme de invierno de verde», dijo un funcionario del ministerio de Justicia, citado por el diario Joongang Ilbo.
En el pecho, el uniforme tiene grabado su número, el 503, que será su identificación mientras esté en prisión.
Cuando los guardias le mostraron la celda, Park estalló en lágrimas, informó la cadena TV Chosun, citando fuentes sin identificar.
Según la ley surcoreana, la fiscalía dispone hasta el 19 de abril para presentar la inculpación por las acusaciones que la implican en un escándalo de corrupción que ha conmocionado el país.
La caída en desgracia de la expresidenta comenzó a mediados de 2016 cuando se reveló que su amiga y confidente Choi Soon-sil, que nunca ocupó ningún cargo oficial, aprovechó su influencia para conseguir que grandes compañías surcoreanas le pagaran millones de dólares.
Choi Soon-sil, y el heredero del imperio Samsung, Lee Jae-yong, están detenidos en este mismo centro.
Si la justicia determina su culpabilidad, Park puede ser condenada hasta a 10 años de prisión, aseguran expertos en Derecho. AFP