Ante el pleno de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Presidente Enrique Peña Nieto sostuvo que sí es posible reducir la pobreza extrema y la desnutrición de manera acelerada, sustancial y sostenida.
Advirtió que para lograrlo es imprescindible que haya voluntad política, una clara identificación de la población objetivo, así como de una estrategia integral que sume recursos y acciones en su favor.
Durante su participación en la Sesión Especial previa a la Clausura de la Conferencia Anual de la FAO, en la sede de este organismo, afirmó que esta generación «puede y debe» ser la que acabe con el hambre en el mundo.
En la sala de plenos, conocida como «Sala China», el Presidente de la República recordó que en 2015 concluye el plazo para alcanzar los Objetivos del Desarrollo del Milenio.
Dijo que para cumplir estas metas, los mexicanos han fortalecido las políticas nacionales de desarrollo, mejorando la gestión de Gobierno y ampliando la coordinación entre las distintas dependencias de la Administración Pública Federal.
Subrayó que hay avances importantes. «Hemos logrado reducir, a menos de la mitad, el número de personas en condiciones de vida por debajo del umbral de la pobreza, definido por la ONU».
Destacó que con el Programa de Inclusión Social PROSPERA, se atiende a más de 6.1 millones de familias en situación de pobreza extrema para que, una vez superada esta condición, se integren a la vida productiva de nuestro país.
Además, la proporción de niños menores de cinco años que padecía hambre, también ha disminuido de manera significativa, «lo que nos ubica en condiciones para cumplir esta meta», puntualizó.
Agregó que estos logros se han visto reforzados con las políticas de desarrollo social que aplica el gobierno mexicano, particularmente la Cruzada Nacional contra el Hambre.
«Lanzamos esta iniciativa a principios de 2013, reconociendo algo que pocos o casi nadie se había atrevido a aceptar, que en México había más de siete millones de personas que padecían hambre», comentó.
Peña Nieto recalcó que para abatir la pobreza y la desnutrición se debe reconocer «que tenemos un problema y asumir el compromiso político de hacerle frente, eso fue, precisamente, lo que hemos hecho en México».
Indicó que la Cruzada Nacional contra el Hambre es una estrategia transversal de inclusión y bienestar social que opera en todo el país para asegurar el derecho a la alimentación de quienes viven en pobreza extrema.
Apuntó que a dos años y medio de su puesta en marcha, hoy 4.3 millones de personas reciben el apoyo de al menos uno de los programas de la Cruzada; hay cuatro mil 300 comedores comunitarios atienden cada día a más de 430 mil beneficiarios, niños, mujeres embarazadas y en lactancia, adultos mayores y personas con discapacidad.
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Comento que adicionalmente, como una iniciativa de cooperación de México con los países de Centroamérica, se lanzó la iniciativa: Mesoamérica Sin Hambre, para hacerle frente a este flagelo.
Este proyecto cuenta con tres millones de dólares aportados por México y participan El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá, en una primera etapa y en el segundo semestre de 2015 se lanzará en Belice, Colombia, Costa Rica y República Dominicana.
Comentó que para asegurar la oferta de alimentos que requiere el país el gobierno fortalece al sector agroalimentario pues en México 6.5 millones de personas laboran en el sector primario y uno de cada cinco mexicanos viven en el campo.
«Para reducir la pobreza rural debemos lograr que su actividad sea más rentable, y que brinde mayores ingresos. El acceso a insumos básicos, como el crédito, el riego y la tecnificación, permitirán hacer del campo una actividad más productiva y, al mismo tiempo, fortalecer la seguridad alimentaria del país».
Enfatizó que hoy la humanidad enfrenta el reto de incrementar la producción sustentable de alimentos en 60 por ciento para satisfacer la demanda de una población de nueve mil millones de habitantes, que se estima habrá hacia el año 2050.
Señaló que la FAO ha señalado que el mayor crecimiento de la productividad agrícola tendrá que llevarse a cabo en países en desarrollo y, particularmente, con la participación de los pequeños productores.
«Por ello, en México estamos promoviendo una verdadera transformación del campo, centrada en los pequeños productores y la agricultura familiar, facilitando su inserción en los mercados locales y regionales».
Indicó que se está sumando esfuerzos y conjuntando talentos para poner en movimiento la ciencia, la tecnología, el extensionismo y los sistemas de innovación en beneficio del campo y que con este enfoque en 2014, las actividades primarias en México crecieron 3.2% a tasa anual y 6.8% durante el primer trimestre de 2015.
Agrego que se busca reducir el desperdicio de alimentos pues mientras una parte de la población sufre hambre al mismo tiempo 30% de los alimentos se pierden o se desperdician.
«A pesar de todo, somos conscientes de que combatir el hambre no sólo implica proveer alimentos sanos y nutritivos a la población, sino también asegurarles oportunidades de desarrollo y condiciones de vida digna.
«Por ello, la Cruzada Nacional contra el Hambre tiene como objetivos adicionales: garantizar el acceso a la educación de niños y jóvenes, a través de becas; dar certeza jurídica con la regularización y escrituración de casas y terrenos; ofrecer viviendas dignas, a través de programas de crédito, construcción y mejoramiento de la vivienda, y llevar servicios básicos a los hogares, como drenaje, agua y luz».
Puso énfasis en que con acciones como éstas, México ha hecho suya la visión amplia que promueve la FAO para atender las causas estructurales de la pobreza y el hambre, mediante el desarrollo de las capacidades productivas de las familias.