Incluso para los mexicanos que están desensibilizados por la violencia, el asesinato del periodista Rubén Espinoza este verano —muerto a tiros en la Ciudad de México— fue impactante.
Sin embargo, los periodistas mexicanos no estaban impactados. Estaban aterrorizados.
Muchos de los reporteros ahora están considerando buscar asilo político en Estados Unidos.
No fue tanto el método relativamente mundano —acorde con los estándares mexicanos— que los “sicarios” usaron en la muerte de Espinoza que provocó el terror.
Lo que fue tan impactante sobre el asesinato del periodista en julio pasado fue el hecho de que ocurrió en la Ciudad de México, que ha sido considerada por mucho tiempo como un lugar seguro para los reporteros en peligro.
Mientras la violencia contra los periodistas en México ha escalado esta década, parece que los reporteros ya no tienen un lugar seguro a donde acudir.
“Cuando mataron a Espinoza, que se trasladó de Veracruz (al oriente de México) a la Ciudad de México específicamente huyendo y escondiéndose, cambió las cosas para los periodistas en el país”, dijo Carlos Spector, un abogado con residencia en El Paso, Texas, que ha llevado el caso de cinco periodistas mexicanos que buscan asilo político en Estados Unidos.
Spector asegura que desde la muerte de Espinoza, su oficina ha recibido más solicitudes de asilo que nunca.
Sin embargo, el abogado asegura que la gran mayoría de solicitudes de asilo de los mexicanos es negada por el gobierno de Estados Unidos.
La razón principal por la que los jueces estadounidenses niegan el asilo a los mexicanos es cuando sienten que quienes solicitan refugio tienen un lugar razonablemente seguro a donde acudir en otra parte de México.
Sin embargo, razonablemente no significa garantizado. “Es algo difícil de cumplir”, dijo Spector.
Según el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por su siglas en inglés), ocho periodistas mexicanos se han exiliado desde 2010.
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“Nuestro reporte anual de exilio solamente cuenta casos apoyados por el CPJ”, dijo Carlos Lauria, director del programa para América. “Muchos de estos casos de reporteros que obtuvieron asilo son muy complicados. Quieren pasar desapercibidos y no quieren publicidad. Muchas de las veces ni siquiera se acercan con nosotros”.
Lauria aseguró que una cosa es innegable: en la última década, los periodistas de México que solicitaron asilo en Estados Unidos ya no son una rareza.
“Antes, los periodistas que buscan asilo en Estados Unidos eran de Colombia o de Haití”, comentó Lauria. “No eran de México”.
Ahora, el territorio mexicano es uno de los lugares más peligrosos para reportar. “En los últimos siete u ocho años, se han presentado más de 50 casos de periodistas asesinados o desaparecidos en México”, agregó Lauria.
Casi siempre, los reporteros que han sido agredidos por su trabajo, son de pequeñas ciudades lejos de la Ciudad de México.
“El pecado mortal que cometen los periodistas mexicanos es que reportean sobre la conexión entre el gobierno y el crimen organizado”, expresó el especialista. “Ellos pueden criticar duramente al Estado sin que haya muchas repercusiones. También pueden criticar a los cárteles de las drogas sin tanto riesgo. Los reporteros se meten en problemas cuando vinculan a ambos poderes”, comentó el funcionario del Comité para la Protección de Periodistas.
“Esta corrupción y colusión en todos los niveles del gobierno mexicano solamente agrava la situación”, añade Lauria. Según el experto, el 90% de los crímenes contra la prensa está sin resolver. “Eso es algo bastante desalentador. Crea mucho escepticismo sobre el sistema de justicia criminal y su habilidad para que se haga justicia”.
El problema es más severo que la violencia contra los periodistas, expresó Lauria. El núcleo de la democracia mexicana está dañado.
Áreas del país tienen un vacío de información. “Está creando zonas de autocensura y censura impuesta porque los reporteros están aterrados”.
Carlos Lauria aseguró que el precio que los periodistas mexicanos han pagado por esta situación es enorme.
“Hasta que no se rompa el ciclo de impunidad, esto continuará siendo un problema y los periodistas continuarán tratando de salirse de su país”.