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A pocos días del Año Nuevo chino, que será el de la cabra, una joven se desespera ante el ordenador en busca de billete de tren para ir a ver a su familia a dos mil km de Pekín. Un caso entre millones en la mayor migración anual del planeta.
Las ventas de billetes comenzaron 60 días antes de las vacaciones. La gente se agolpó en las taquillas, pero donde realmente se libra la lucha es en internet.
Desde 2012, la página oficial «12306.cn», casi siempre saturada, trae de cabeza a los internautas.
– Toma por asalto de billetes –
La joven contable Kelly Gan es uno de ellos. Todos los billetes se vendieron en escasos minutos, quedando a merced de alguna anulación o cambio de fecha.
«No hago otra cosa de la mañana a la noche. Uso un programa independiente que refresca la página cada 5 segundos, para pillar un sitio en cuanto se libere», explica la joven de 27 años.
Los cambios son el pan de cada día en estas fechas, debido a que los viajeros se abalanzan sobre el primero que consiguen aunque no se corresponda exactamente con lo que necesitan.
Las devoluciones están permitidas hasta 15 días antes de las salidas, sin recargos, lo que explica la batalla en la red por pillar alguno.
Sólo en la estación de Shanghai, cada día se devuelven más de 7.000 billetes, según la prensa local.
– Mil billetes por segundo-
El 19 de diciembre, la página web vendió mil 32 billetes por segundo, algo nunca visto.
Le acompaña un récord de frustraciones: es más difícil de acceder a la página web «que a las islas Diaoyu», ironizan los chinos, en alusión al archipiélago disputado por China y Japón.
Pero es una oportunidad de oro para las empresas de internet que proponen «instrumentos mágicos de caza» de billetes para ampliar su clientela.
El motor de búsqueda Baidu desarrolló un programa para acelerar el proceso de reserva. También evita quedarse sin billete entre la fase de reserva y la de pago, algo que exasperaba a los viajeros después de haberse pasado decenas o cientos de horas para intentar conseguir alguno.
Baidu registró 18 millones de descargas de su programa gratuito desde el comienzo de la campaña y se vanagloria de haber captado 28,6 millones de billetes para sus usuarios.
El navegador de internet LieBao es otra opción. Ofrece la posilibidad de hacer prereservas nada más comenzar la venta.
La paciencia de Kelly Gan tuvo su recompensa. La joven logró, por 450 yuanes (63 euros, 71 dólares), un billete a su región natal de Sichuan. El viaje durará 39 horas, que hará en litera y no en «banqueta dura» como la mayoría de pasajeros.
Para los menos afortunados, como Guo Dengxiu, será un periplo arduo.
Esta empleada doméstica en Pekín es una de los 250 millones de trabajadores que abandonaron sus aldeas para instalarse en la ciudad.
No sabe utilizar un ordenador. «Mi hijo me compró un billete para ir de pie. Si no encuentro nada, haré las 15 horas de trayecto sin asiento o en un taburete plegable», comenta.
La brecha en el acceso a la era digital en el Estado comunista es considerable, y marca la diferencia en la búsqueda de billete para el Año Nuevo.