Pete Buttigieg irrumpió en la escena política estadounidense como una explosión y tuvo un ascenso espectacular hasta su abrupta retirada de las primarias demócratas. Pero podría ocupar un lugar especial en los años venideros si es que consigue seducir más allá del electorado blanco.
«Casi nadie sabía mi nombre y casi nadie podía pronunciarlo», admitió. Entre el lanzamiento de su campaña, el 14 de abril de 2019 y el final de esta última, el 1 de marzo de 2020, el camino recorrido por este alcalde treintañero abiertamente homosexual de una ciudad promedio de Indiana es impresionante.
Particularmente fortalecido por una victoria en la votación de la asamblea demócrata de Iowa ante el veterano senador Bernie Sanders, el «Alcalde Pete» podía esperar un trayecto político más allá de su ciudad natal de South Bend, que gobernó durante ocho años.
«Pete da la sensación de que éste no es el final para él, sino el comienzo», dijo David Axelrod, uno de los arquitectos de la victoria de Barack Obama en 2008.
El domingo por la noche, en su discurso para renunciar a la nominación demócrata, el excandidato de 38 años prometió hacer todo lo posible para que Estados Unidos tenga «un presidente demócrata en enero». Y dejó en claro que él debería ser considerado.
Este político en ascenso, que pasó por las universidades de Harvard, Oxford y la firma de consultoría McKinsey, muestra con gran aplomo una gran ambición, un rasgo que molesta a sus muchos detractores en sus propio partido que se refieren irónicamente sobre su faceta de «primero de la clase».
Claramente posicionado en un nicho «centrista» dentro del Partido Demócrata, en la línea directa de Barack Obama, él sabe que este campo debería abrirse ampliamente.
El exvicepresidente Joe Biden, también en esta postura, se ha reposicionado favorablemente en la carrera por la nominación demócrata. Sin embargo, tiene 77 años y de llegar a ganar, algunos ya están planteando la posibilidad de que apenas cumpla con un mandato, de cuatro años.
– «Sin fortuna personal» –
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Si un demócrata gana el 3 de noviembre contra el presidente Donald Trump, podría esperar una posición de su elección en el nuevo gobierno.
Si quiere encontrar un lugar en el Congreso, la Cámara de Representantes o el Senado, la partida promete ser complicada en su estado de Indiana, muy conservador, de donde proviene el actual vicepresidente, el republicano Mike Pence. Pero incluso así podría probar suerte en las elecciones de mitad de período en 2022.
Y si todavía quiere creer en un destino nacional, todavía le queda un largo camino por recorrer.
Su decisión de tirar la toalla en la carrera por la nominación del candidato que desafiará a Trump se produjo tres días después de su revés en las primarias de Carolina del Sur, donde terminó cuarto. Una cifra llamó la atención: según las encuestas realizadas por la cadena NBC después de ello solo obtuvo … 3% del voto negro.
De hecho, no logró convencer a este electorado tradicional de los demócratas de que entendía sus preocupaciones y de que había evaluado completamente la dimensión de sus luchas pasadas y futuras. Sin embargo, en ausencia de un apoyo sólido entre estos últimos, su horizonte político seguirá bloqueado.
En momentos en que la primaria demócrata toma la forma de una pelea entre tres septuagenarios: el progresista Bernie Sanders, Joe Biden y el magnate y exalcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, algunos ya se preguntan: ¿el «Alcalde Pete» se lanzará nuevamente en busca de la Casa Blanca?.
Durante su discurso el domingo por la noche, algunos de sus seguidores cantaron «2024! 2024!» ante lo cual el joven candidato sonrió, pero no reaccionó. La ecuación política para la próxima década está llena de incógnitas, pero Buttigieg tiene al menos una certeza: tiene mucho tiempo por delante para pensarlo.
«Si es candidato a la Casa Blanca en 2052, Pete Buttigieg sería aún más joven que la casi totalidad de los candidatos todavía en la carrera en esta campaña», destacó Matt Viser du Washington Post. AFP